sábado, 19 de noviembre de 2011

LA PODA SALVAJE



PODA SALVAJE EN LA PLAZA DE BAÑADEROS


Desde tiempos inmemoriales, los diferentes gobiernos del municipio de Arúcas siguen empecinados en que el pueblo de Bañaderos continúe en el olvido y ostracismo, el ombliguismo de ciertos políticos les impide ver más allá de la punta de su nariz. La “FAMILIA POLÍTICA ARUQUENSE” se olvida fácilmente, como se olvidaron ayer, de uno de los pueblos que más riqueza dio al municipio en un pasado reciente.


 Son muchos ya, los gobiernos en este Consistorio que hacen verdaderos esfuerzos, hasta el “estreñimiento” de que el pueblo de Bañaderos no prospere, no salga adelante, sus manías persecutorias rallan la esquizofrenia. En el siglo XX, el pueblo de Bañaderos cedió al Ayuntamiento de Arúcas, la plaza y el cementerio para su gestión y mantenimientos, en mi niñez, adolescencia y juventud, estos tenían mejor mantenimiento, mayor limpieza, se lavaba la plaza y los laureles con mayor frecuencia, se limpiaba con agua a presión los árboles cada veinte o veinticinco días para quitar la cochinilla y la suciedad de los mismos, la poda “NO SALVAJE” se efectuaba a finales del invierno, se podaban las ramas secas y aquellas que impedían la luz de las farolas, las que podrían dañar las fachadas de los edificios y las raíces que pudieran dañar el pavimento.


 Todo esto y mucho más, se hacía con un equipo de limpieza responsable y trabajador, cuyos salarios eran de miseria. Claro que, hablo de una época en que el civismo, el respeto y la responsabilidad SI BRILLABAN. Recuerdo que el pueblo siempre estaba limpio, al igual que la playa, no habían papeleras, bidones ni canecones y recogíamos lo que tirábamos, aún hoy, pues la educación y formas no se deben perder. Se dice, se comenta y otros afirman, que aquellos políticos de antaño condenaron al pueblo de Bañaderos a no mover una piedra en cuarenta años, tal vez porque el pueblo quiso “segregarse del municipio de Arúcas”, los actuales han movido alguna que otra piedra, en su mayoría mal calzada y continúan con sus mismas formas y maneras de gobernar.
 
 
 
 
José Antonio del Rosario