lunes, 24 de febrero de 2014

LA MARCA ESPAÑA "EL PELOTAZO" CON MÁS DE 30 AÑOS DE ANDADURA



LA MARCA ESPAÑA “EL PELOTAZO” CON MÁS DE 30 AÑOS DE ANDADURA

 

 

 “EL PELOTAZO” como marca España y la Corrupción campea a su antojo, en provecho y beneficio de la Familia Política de este País. Más de treinta años recorriendo el Mundo y dándose a conocer como la más prestigiosa marca europea. En tan poco tiempo, han demostrado al Mundo las ventajas de la marca registrada. De cómo poner de rodillas, de cómo humillar, de cómo arruinar y empobrecer a toda una Nación.

 

 Empeñada por su propio beneficio, en privatizar los Servicios y Empresas Públicas con malas prácticas, charlatanerías vulgares de vendedores y verborreas varias, quieren hacernos creer que en las privatizaciones el Estado se ahorrará millones de euros anuales. “EL PELOTAZO” como marca España y la Corrupción como práctica de enriquecimiento, nos demuestran los cientos de millones de euros anuales que el Estado (los ciudadanos) tenemos que pagar, sí o sí. ¿Cuándo el Estado vendió los Servicios y Empresas Públicas a la Familia Política?

 

 Estos "caciques" políticos y empresariales como estamos viendo, con fuertes intereses gremiales y económicos en la privatización de Servicios y Empresas Públicas y con una notable tendencia política al autoritarismo y a la ultraderecha. La situación política es similar en todo el País, donde frente a la corrupción y al despilfarro, sólo la masa obrera, educadores, catedráticos, ingenieros, arquitectos,  autónomos, sanitarios, médicos y pacientes con los Comités de Empresas han denunciado la caótica situación. Pero no han tardado las represalias y los despidos son masivos. Esta situación lamentable, que es sólo un pequeño panorama del tejemaneje montado alrededor del "negocio" de las privatizaciones Públicas, tienen sus culpables y tienen sus padrinos.

 

 ¿Dónde están aquellas ofertas de reorganización de los Servicios Públicos? Hay que hacer una nueva España. Una nueva España rejuvenecida, robusta, con las venas henchidas por la savia del trabajo, de la justicia, de la libertad, que sustituya a esa España decrépita que se ha hundido al empuje de sus derrotas. ¿Qué resta de esos propósitos, de esos alientos? Más de treinta años del “EL PELOTAZO” como marca España, dos años lleva “LA FAMILIA DEL VIERNES” en el poder de la Nación; la labor de esos dos años son migajas desparramadas en decretos, recortes, copagos, repagos, privatizaciones, cuya eficacia nunca percibirá el país. Pero si percibe la ineficacia de gestión de un gobierno incapaz de resolver las necesidades de los ciudadanos.

 

 Sabido es que el mal gobierno, hace política para su propio beneficio y con todo perjudicarnos grandemente con sus consecuencias, ha sido siempre, en todas épocas, quien nos ha hecho pensar en buscar los medios que nos conducen a disfrutar del bien. Por esto es por lo que los pueblos que se han visto sumidos en la miseria, han luchado por el disfrute de la abundancia; por esto es por lo que los individuos, pertenecientes a cualquiera de las clases sociales, que se les ha oprimido, han hecho propaganda en pro de su legítima libertad; por esto es por lo que, por carecer de la debida ilustración para relacionarse con sus semejantes, los que han permanecido en la más bochornosa ignorancia, han luchado para hacer valer sus derechos como hombres y mujeres; por esto, en fin, es por lo que hoy la ciudadanía, comprendiendo todos los males que la aquejan, a la vez que la degradan, busca los medios prácticos que tiendan a hacer desaparecer de entre ella tanta miseria, tanta injusticia, tanto vicio, tanta corrupción.

 

 Todos sabemos el creciente desarrollo que el comercio, servicios y empresas públicas (no duplicadas en las diferentes administraciones y sistemas de Gobierno)  fueron adquiriendo entre nosotros; que las industrias y los Servicios Públicos aumentaron en nuestro País; que la frecuente llegada a los puertos y aeropuertos de mercancía y turismo de las distintas naciones, nos hicieron mucho beneficio; que en una palabra, el progreso se fue introduciendo en nuestros pueblos de una manera asombrosa, y, hoy sin embargo, esas miles de empresas arruinadas, ese turismo barato que nos visita y los trabajadores a quienes les va siendo cada vez más imposible la vida en España, donde el corto jornal que se les abona no está en relación con la carestía de los artículos de primera necesidad  ni con la subida de los servicios públicos, ni con la subida desproporcionada de impuestos, ni con los grandes sueldos de la “FAMILIA POLÍTICA”. Esto, unido a que no perciben muchos de ellos, ninguna prestación; que por ser muchas las horas que trabajan los dedicados a determinadas faenas, no les queda ni tiempo para asistir a ningún sitio en que respiren otro aire más puro que el turbio y asfixiante de los comercios y las fábricas, puedan distraerse agradablemente; que no vislumbran otro porvenir para la vejez que la indigencia, les hace vivir de una manera triste y aflictiva.

 

 Gobiernos prestigiosos, honrados, política y administrativamente moral, que elevaron a la población a una altura de progreso y desenvolvimiento envidiables e hizo sonar su nombre en los pueblos que lo observaron como norma de conducta, sucumbió bajo el peso irrespetuoso y denigrante de aquel caciquismo que nos condujo a la corrupción y a la ruina. El Gobierno conservador ha encerrado su gestión en la defensa de sus puestos, y aun ahora se mueve en esa zona de intriga mezquina, cualesquiera que sean las personas que intervengan, donde la astucia ramplona y la sutileza egoísta arraigan, pero no florecen el sentimiento del deber, el amor patrio y la comunión estrecha con las ansias y las congojas del desventurado ciudadano, Hoy mismo, ¿tenemos Gobierno?

 

¿Dónde está? ¿Cuál es su obra? Hay que exigir estrecha cuenta del tiempo perdido. Hay que obrar por propia cuenta para salvar lo que resta, para levantar el ánimo abatido y desesperanzado de nuestro pueblo. Hay que poner fin a una situación vergonzosa para la nación española, befada y escarnecida por cuantos extraños contemplan su cobardía inexcusable, ante un Gobierno desconcertado e inepto. Los ciudadanos no nos merecemos que una pandilla de inmorales, insensibles a todos los males (por ellos impuestos) que aquejan al País. Como tampoco nos merecemos la escandalosa corrupción practicada por la Familia Política y Empresarial, que deja a la mayoría de los ciudadanos con el culo al aire ante el Mundo. Carecemos de una Constitución que sancione dura y ejemplarmente estos modos de apoyarse en la política para llenarse los bolsillos, carecemos también de un Poder Jurídico Independiente capaz de meter en cintura a esta Panda de Indeseables. Los sondeos consultados, dan por hecho que la Familia Política no contempla estas y otras modificaciones constitucionales, no le conviene, le quita poder adquisitivo y privilegios varios. La Marca España “EL PELOTAZO” continúa gobernado la Nación.

 

La pregunta es: ¿Querrán los ciudadanos de este País que tengamos Gobierno, que sepa y quiera cumplir con su deber? Por la apatía, el conformismo, la cobardía, esta guerra no es la mía o por miedo a luchar por un bienestar y unos derechos por justicia conquistados en cientos de batallas. Yo diría que NO.

 

 

José Antonio del Rosario

 

jueves, 13 de febrero de 2014

lunes, 10 de febrero de 2014

LA ESPAÑA POR LA QUE DEBEMOS LUCHAR (y 2)



LA ESPAÑA POR LA QUE DEBEMOS LUCHAR  (y 2)

 

 Fuerza es confesar que va extinguiéndose en España esa pasión y efervescencia dictatorial, al arribar al poder “La Familia del Viernes”, veníamos gozando de una libertad ganada por el pueblo. Quieren estos que hace dos años ostentan el poder, pretenden arrastrarnos por el campo trazado de antemano en su acalorada imaginación. Fantasean estos el restablecimiento de la dictadura, como la solución más natural y lógica que podía darse a la situación, sin recordar en su ceguedad, que no fue la dictadura la que enarboló el camino de la libertad en España entera.

 

 Falsean de este modo, si bien por breve tiempo, el objeto y fin de su programa de gobierno, el delirio de muchos y la pasión de todos ellos, hízoles creer realizable lo que solo es fantasmagórico y los mismos que de buena fe confesaban antes que España no podía ser democrática, forjáronse de repente engañadoras Ilusiones, alimentando con ellas sus fantásticos sueños. Mas, llegó al fin, como no podía menos de llegar, el momento en que imperando la razón y tranquilo el ánimo, pensasen los españoles todos en asegurar los bienes del presente y conquistar el porvenir. Ellos no pueden olvidar sus antecedentes, ni sus costumbres ni el estado de su civilización, ni a su Amo, el “innombrable” dictador. Solo basta echar un vistazo a sus apellidos, para todos ellos con un pasado glorioso. ¿Cómo se puede llamar glorioso a un pasado lleno de cadáveres, torturas, hambre, enfermedades y miserias? ¿Cómo puede ser glorioso un pasado a las órdenes de dictadores sin escrúpulos, y de uno de los criminales más horrendo y sanguinario de la humanidad? Hoy, todos ellos, quieren imponernos el pasado de sus gloriosos (?) apellidos y sus enajenados modos, esta vez, a las órdenes del nuevo “Führer” Ángela Dorothea Merkel.

 

 Entre las causas que han impedido en España el desarrollo del progreso en todas sus manifestaciones, y el funcionamiento ordenado y regular del sistema constitucional y parlamentario, figura como primera y principal la que se conoce con el gráfico nombre de empleomanía. No se necesita gran esfuerzo para comprender que el hábito de trabajar poco o nada, la costumbre de subvenir a las atenciones de la vida con desproporcionados sueldos pagados por el Estado, y la facilidad de obtener destinos, aun aquellos que carecen de la aptitud indispensable para desempeñarlos, incluyendo, claro está, a nuestros iluminados representantes políticos, han sido el germen de innumerables males, una de las causas que explican el completo desquiciamiento de los partidos, y por consiguiente, el desorden y la anarquía de la política en nuestro País, hasta el punto de decirse, cuando se ha tratado de hacer reformas y economías en la administración, que la cuestión de empleados era una cuestión de orden público.

 

 Y la frase no es exagerada, por más que sea altamente desconsoladora. Las luchas de la política, fecundas en otras partes, han sido sustituidas en España por zancadillas, codazos, traspiés, pardeleras, guerras y envidias de destinos. Cada gobierno que sube al poder, inaugura la marcha administrativa del anterior, decretando una razón de empleados afines, cambiando todo el personal y los modos de las administraciones, dando entrada en el presupuesto a sus amigos políticos y particulares, a sus parientes y allegados. Los aspirantes a las Cortes, al Senado, a las      Diputaciones, a los Cabildos y Ayuntamientos, (entre otros puestos inventados para socorrer a familiares y amigos varios), no encontraban medio más socorrido de reunir votos, que enviar al distrito unas cuantas credenciales, juntamente con la seguridad de hacer nueva remesa después de haber tomado asiento en el Congreso, si es que no gastaban todas sus influencias en conseguir para ellos una alta y lucrativa posición oficial. No es nuevo el ejemplo de hombres y mujeres en la política que, desairados en sus pretensiones, fundan medios de comunicación y de oposición que desaparecen cuando sus exigencias son escuchadas y su vanidad queda satisfecha. Tampoco es nuevo el ejemplo de protestar que no se quieren destinos, y trabajar desesperadamente y en el silencio, para ser agraciados con un empleo en la primera favorable coyuntura. Hombres y mujeres han habido y todavía los hay que, sin haber manifestado nunca su opinión política, aparecen de repente y como por escotillón, pidiendo en tal concepto los sufragios de sus conciudadanos.

 

 La empleomanía ha sido la clave de la política en España. Ella ha corrompido el cuerpo electoral; ella ha impedido a los ministros dedicarse a administrar, y los ha condenado a estar oyendo perpetuamente a un enjambre de pretendientes; ella ha conducido a los gobiernos hasta el punto de resolver un conflicto político con la provisión de unos cuantos destinos; ella, por fin, ha creado dos ejércitos permanentes uno desfavorecidos que elogian por gratitud los mayores desaciertos del poder, y otro de cesantes que aumentan las filas de la oposición, y forman el núcleo de toda clase de conspiraciones, para recuperar sus empleos el día del triunfo, formando entre unos y otros, como diría un socarrón, un enjambre de moscas, que constituye una perpetua cantinela aplicada a los ingresos públicos.

 

 Desnaturalizadas de tal manera las luchas políticas, nada tiene de particular que España no haya recogido del sistema constitucional, las ventajas y los frutos con que han sido favorecidas otras naciones del antiguo continente. Y lo digo con fe sincera y convicción profunda, si la revolución democrática no acierta a extirpar el cáncer de la empleomanía, la corrupción, la mafia política, sino está decidida a acabar con la funesta plaga de aspirantes que se fingen políticos para medrar con la política, en vano habrá derribado una dinastía, en vano proclamará la Democracia, si a tal extremo la conducen las circunstancias, en vano hará una constitución que establezca todas las libertades y que garantice el ejercicio de los derechos individuales, porque siempre dejará subsistente la primera y principal causa de todos los males que han aquejado a la nación la posibilidad de alcanzar destinos por medio de la política. Aun siendo ocupado ese destino, por un batata, que es lo más frecuente.

 

 Creo que no deberíamos seguir consintiendo que la mayoría de estos personajes, continúen sirviéndose de la despensa del pueblo.

 

 

José Antonio del Rosario