domingo, 19 de julio de 2015

NOS PROVOCAN



NOS PROVOCAN

      En los periodos de elecciones circulan constantemente palabras descalificatorias y provocativas. ¿Por qué hicieron esto? ¿Por qué no lo hicieron? ¿Ustedes dijeron esto? ¿Ustedes dijeron aquello? ¿Aseguraron solucionar lo que el anterior Gobierno en el Consistorio prometió? ¿Mintieron a los ciudadanos? ¿Engañaron a los contribuyentes?, etc, etc…Oigan, se acuerdan hasta de nosotros. Una vez llegado al machito, se olvidan al servicio de quien y para que están.
      Este es a groso modo, el discurso de aquellos y estos gobiernos en las Casas Consistoriales de los ayuntamientos canarios. La paradoja de todo esto, es que los hombres y mujeres que conforman estos gobiernos, en sus discursos y verborreas electorales prometieron lo mismo. Eso sí, como no podía ser de otra manera; con nuevas y rimbombantes frases, nuevos enunciados y catalogaciones. Y por si esto fuera poco, en el idioma anglosajón que suena más chic. Nuestra modalidad  lingüística y rasgos fonéticos para aquellos y estos iluminados tecnológicos, nuestro dialecto les suena raro.
      Cuando estos y aquellos fueron ciudadanos de a pie; indignados protestaron y cabreados marcharon en manifestaciones por las desigualdades, por los escándalos callejeros, por la contaminación acústica y ambiental, por botellones, peleas, violaciones, cagadas y meadas en espacios públicos, por el incivismo grosero e irrespetuoso hacia los ciudadano, etc, etc. En los que talvez, algunos de aquellos y estos también participaron en gamberros comportamientos.
      El gobierno en el Consistorio tiene que poner especial cuidado en limpiar las calles de provocadores, de pandilleros de todo tipo, de los amigos de lo ajeno, de aquellos que perturban la tranquilidad ciudadana y de toda chatarra que pulula los barrios de esta Capital. La tesis hasta hoy parece ser que fue esta: cuando haya provocación habrá paz. El orden público no garantiza la ausencia de provocadores, si no se aplica la Ordenanza de Convivencia y Seguridad Ciudadana a raja tabla, sin contemplaciones, que les duela el bolsillo. Única manera que entre en el sentido racional de muchos ciudadanos.
      Hasta hoy, la práctica común en los gobiernos consistoriales en estas apartadas piedras, consiste en aplicar a raja tabla: Ordenanzas Fiscales y Ordenanzas de Circulación. Claro está; sin ánimo de recaudación, dicen. Las restantes están guardadas en algún cajón o fichero de ordenador, por si alguien tiene la tentación de desempolvarlas o presentarlas en pantalla, y de paso echarles un vistazo a esos rancios legajos. Sólo para saber de qué va la cosa, mera curiosidad.
      Mas estos estados de hiperestesia (sensibilidad) se caracterizan porque los árbitros de la situación, los que tienen la fuerza de los votos para dictar leyes, hacen dejación de cumplimiento de las mismas. Utilizan las páginas de los periódicos para estampar lo que se les antoja, quitando la importancia de los hechos, les falta una cosa: sentido crítico. Es decir, que por todas partes minimizan peligros y provocaciones. En cada transeúnte advierten un posible pacificador, y a este lo sancionan porque le partieron la cara por defender el honor y el respeto de alguien, pues era su obligación llamar a los cuerpos de seguridad, ¿antes o después del atropello?
      Esto significa algo muy grave: se ha roto el proceso continuista de la Ley, y con ello, toda organización democrática. No puede haber Democracia ni Libertad sin diálogo ni aplicación de las leyes. Y en esta tesitura, da la impresión de que más de la mitad de los ciudadanos nos manifestamos contra la otra parte, porque somos provocadores, resulta que más de medio país aparece provocando a más del cuarto. La estadística afirma lo contrario.
      Y así estamos, la tragedia es para el hombre o la mujer que se haya pasado la vida defendiendo la virtud de los principios liberales y democráticos, y, a fin de cuentas, tenga que caer del leñaso en esta doctrina de la probación. Y lo grave para el hombre o la mujer liberal, es que tiene que padecer el martirio de sus principios: es decir, que él o ella tiene que dar la libertad incluso a los que conquisten el poder, estos, no se la darán  ni a él ni a ella.

José Antonio del Rosario


sábado, 11 de julio de 2015

DE REGRESO AL PASADO



DE REGRESO AL PASADO

      La Familia del Viernes en el Gobierno de la Nación pretende hacernos creer que ha escogido la senda democrática, cuando esta nunca fue su elección ni nunca la practicó; volvió de su viaje a un pasado para ella glorioso, para la mayoría de los ciudadanos terrible, mustio, lleno de desengaños y con la profunda convicción de que España ni lo desea, ni lo quiere. Los medios de comunicación oficiales y afines, forjan ovaciones y entusiasmos frenéticos, han querido hacer ver que el Presidente ha atravesado un camino lleno de flores; y la prensa imparcial, diciendo la verdad desnuda de toda prevención y uniendo su voz a la voz popular ha demostrado que “La Familia del Viernes” ha pisado un camino cubierto por todas partes de espinas. Alejada del centro bullicioso de la política y de los placeres de las Cortes Generales, ha podido comprender cuales son las aspiraciones de la voluntad nacional y cuanto se le ha engañado durante los casi cuatro años de su dominación y poderío radical.


     Por eso hay quienes aseguran que no esperará a que la revolución ciudadana llame a las puertas del Congreso y que se presente de frente y a mano armada exigiendo su renuncia; eso no sucederá, y no por miedo a su ley “mordaza” sino por sentido común. Le queda muy poco tiempo para despojarle de sus derechos y privilegios adquiridos, de tanta desigualdad social, y por eso hay quienes sostengan que bien pronto “La Familia del Viernes” volverá a su pasado glorioso cantando sus desventuras y desgracias.


     Como un huésped ha visitado las principales capitales; como a un huésped se le ha recibido y como aun huésped de nefastas consecuencias se le despedirá. Aquellos demócratas y republicanos, autores de toda perturbación, de todo desorden y de escándalo, según dice la derecha radical; aquellos demócratas y republicanos desobedientes, irrespetuosos levantiscos, rebeldes a la autoridad y contrarios a la Ley al servicio de la “Familia”, han sido los primeros en respetarla, en prestarle el acatamiento debido, mirando en ella un transeúnte, un caballero particular que reclama y tiene derecho a un hospedaje. Cuestión de civismo y cultura, diría yo.


     Adiós Presidente Rajoy, le decimos la mayoría de los ciudadanos;  visitó ciudades  democráticas y republicanas, y encontró en ellas hombres y mujeres, amigos del orden, de la tranquilidad y de la paz, y enemigos de la dictadura, pero enemigos leales y caballeros; adiós Presidente, exclamamos, continúe su camino que aquí quedan los demócratas y republicanos, trabajando por su causa noble  y por derrumbar el sillón de poder que ocupa; adiós Sr. Rajoy, le decimos, como Presidente nos asquea, como ciudadano le deseamos salud. Y mientras esta conducta es observada por demócratas y republicanos, muchos de aquellos que lo defendieron con calor y aparentaban ser fuertes sostenedores del sillón que ocupa, le volvían las espaldas y quizás se ocupan en darle la última estocada a su plan de ataque para escalar el poder y llenar sus aspiraciones por completo.


     En suma, Sr. Presidente…, ha tenido ocasión de convencerse de su impopularidad y de su escaso prestigio; de que sus partidarios han disminuido mucho, a causa de sus veleidades y continuos desaciertos, y de que el altivo pueblo español, no quiere poderes personales e inamovibles, sino el gobierno del pueblo por el pueblo representado en una Democracia ordenada y pacífica que es hoy la única esperanza de este País.




José Antonio del Rosario