¿EL
ESTADO, UNA EMPRESA EN QUIEBRA?
Denunciar un abuso de autoridad es evitar
otro mayor, callarlo es perpetuarlo. La tiranía más odiosa es la del delito, y
cuando este se disfraza bajo siglas políticas y empresariales, más necesaria es
su denuncia.
No hay día, en que los medios de
comunicación nos anuncien delitos de prevaricación, de corrupción, de
apropiación indebida, de extorsión, de gastos desproporcionados de dudosa
justificación, de desviaciones de partidas presupuestarias, etc, etc. ¿Quién
gana? ¿Y quién pierde?
Vivimos en un País donde el Estado
siempre pierde. Me explico; desde Bruselas se estudia sancionar al país por no
cumplir la ley Antimorosidad; desde el Consejo Europeo se le impone multa por
manipulación de estadísticas de déficit y deuda mediante ocultación sistemática
de gastos; La UE sanciona al país por unas vacaciones
fiscales; La justicia europea considera ilegal y abusiva la legislación de
desahucios; El Ayuntamiento tendrá que pagar algo más de 7 millones de
euros a la empresa L y L, por las facturas del saneamiento de la ciudad que se
negó a abonar el anterior alcalde; La empresa TAL, el
tribunal X, fulanito de CUAL, denuncia al Gobierno del País, denuncia al
Estado, denuncia a la Comunidad Autónoma, denuncia al Ayuntamiento, denuncia al
Cabildo, denuncia a la Diputación, denuncia a Sanidad, denuncia a aquél y al de
más allá.
¿Y quién paga? El Estado, como nó. ¿Es el
Estado el gobierno de una Nación? En el lenguaje común es habitual utilizar
los términos "Nación" y "Estado" en forma
indistinta, los que también suelen confundirse con la palabra "Gobierno". Sin embargo, aun cuando están íntimamente
relacionados, los tres tienen significados diferentes.
El
Estado: Es la organización jurídica de una sociedad (grupo de personas)
que ocupa un territorio determinado, organizado políticamente y regido por un
gobierno. Funciones: El Estado tiene el monopolio de la Fuerza y del derecho
impuestos en forma coactiva en defensa del orden interior. Además, tiene como
función el promover el desarrollo social, cultural y educativo de la sociedad
buscando el bienestar general.
La Nación: Se
refiere a la población con características comunes. Etnia, Costumbres sociales,
Tradiciones, Idioma, Religión, Historia, Valores compartidos, Etc. Las personas
tienen conciencia de pertenecer a un mismo pueblo o comunidad. De esta manera,
se plantea la siguiente clasificación para facilitar el análisis teórico.
Nación política, Nación cultural, Nación cultural y el Estado.
El Gobierno: Es
uno de los elementos del Estado y se encarga de su funcionamiento. Funciones:
Ejercer la dirección general de la política nacional. Supervisar la
implementación de las políticas públicas. Movilizar el consenso y el apoyo para
el éxito de esas políticas.
Por consiguiente; es el Gobierno el
órgano
constitucional que encabeza el poder
ejecutivo estatal y el que dirige la Administración General
del Estado. Son los ciudadanos (El Estado), quien elige por sufragio
universal (votación electoral), a personas como cargos públicos electos para
que dirijan la política nacional. Es decir; las personas elegidas para formar
gobiernos son empleados del Estado, y como tal deben ser sancionados si
incurrieren en delito, como cualquier trabajador por cuenta ajena. Pero este
país es diferente.
El vicio, la corrupción, la extorsión, el
enriquecimiento ilícito bajo todas sus fases debe ser contundentemente
sancionado; tolerado es complicidad, encubrirlo es delinquir en la sombra. creo
que no puede haber moralidad allí donde el vicio se acomoda, y considero que hacer
ostentación de hacer conformidad con los aspectos de la moral, sin ser un hecho
es contrario a la lógica o contrario a la razón. Esta regla de comportamiento nada significa, sino lleva en sí misma una razón práctica;
cuanto el político habla de justicia, de moralidad, de honradez y no sea verdad
deja de ser moral.
El Estado presenta en este asunto rasgos
muy dignos de ser imitados; cada ciudadano ante un abuso de autoridad política,
militar, seguridad y civil debería ser policía y presentar denuncia en
cualquier juzgado o comisaria: en este país la falta de efectivos de seguridad
ciudadana propicia que se formen esos grandes conceptos que resisten sin
conmoverse los más bruscos encontronazos, al mismo tiempo que caen con ligera brisa
otros que no tenían en su apoyo más que las circunstancias del momento. De este
modo la ley sería un hecho, la justicia un acto, la idea de orden una verdad.
No se encubriría al delincuente con el
más absurdo disfraz de la mentira,
¿Para qué necesita
el personal político, empresarial y buena parte de la sociedad encubrir la
verdad? ¿Porque ésta ha de verse confundida con la mentira? Los errores
alimentados por la sociedad estimulan el vicio y la corrupción. ¿Es razonable el
contribuir con el silencio a la propaganda del vicio político? ¿Acaso no es amoral
callarlo, porque no pregonarlo y denunciarlo para impedir que su imperio lo
eleve a la categoría que da la tolerancia y sea considerado como una necesidad?
Pues bien; ¿porque tiene que ser el
Estado quien pague los platos rotos? ¿Por qué no se sanciona al culpable que
dirige o trabaja en esa administración pública? Todos los cargos electos y los
elegidos a dedo, son empleados del Estado, todos ellos cobran su nómina por mes
trabajado. Como en una empresa cualquiera, si el trabajador aprovecha o se vale
de su cargo para malas prácticas, ha de ser denunciado y puesto a disposición
judicial, de inmediato se anula su aforamiento si lo tuviere, y si es culpable
de delito pagará con su dinero, se le embargará, se le privará de libertad si
la sentencia así lo sanciona y no podrá ejercer cargo público de por vida.
La corrupción y el vicio deben ser
combatidos, la sociedad debe excluirlos; la fuerza y prosperidad del Estado
debe rechazarlos. Con mucha frecuencia se da la circunstancia de; lo que para
algunos en cierto aspecto es delito, para otros es un medio que les abre todas
las puertas.
La mayoría de los ciudadanos nunca hemos
comprendido la protección de la corrupción, del vicio, del enriquecimiento
ilícito, entre otras muchas prácticas delictivas de cierta parte del personal
contratado por cuatro años, en una empresa llamada Estado.
José Antonio del
Rosario