martes, 11 de octubre de 2011

NO ESPEREN POR MI VOTO



NO ESPEREN POR MI VOTO




Me ha tocado en suerte ser casi el último “orador”, cosa que me da mucho gusto porque, como quien dice, así me los agarro cansados.


Sin embargo, sé que a pesar de la insignificancia de mi país que no tiene poderío político, ni económico, todos ustedes esperan con interés por mi voto ya que posiblemente con mi voto depende el triunfo de la Derecha o de la Izquierda.


Señores presidentes y representantes de la “FAMILIA”


 Estamos pasando un momento crucial en que la ciudadanía se enfrenta ante la misma ciudadanía. Estamos viviendo un momento histórico en que el hombre que está dentro de la “FAMILIA” es un gigante, pero moralmente carece de escrúpulos.


 La opinión de este país está tan profundamente dividida en dos bandos aparentemente irreconciliables, que se ha dado el singular caso, de que sólo un voto. El voto de un ciudadano pueda hacer que la balanza se cargue de un lado o de otro.


 Estamos como quien dice, ante una gran báscula: con un platillo ocupado por la Derecha y con otro platillo ocupado por la Izquierda. Y ahora llego yo, que soy de peso pluma como quien dice, y según donde yo me coloque, de ese lado seguirá la balanza.


¡Hágame el favor!..... ¿No creen ustedes que es mucha responsabilidad para un solo ciudadano? Porque además no considero justo que la mitad de la ciudadanía, sea la que fuere, quede condenada a vivir un régimen político y económico que no es de su agrado, solamente porque hayan votado, o le hayan hecho votar, en un sentido o en otro.


Por eso yo, el que escribe, yo.…………. No votaré por ningún bando. Y no votaré por ninguno debido a tres razones:


Primera, porque, no sería justo que el sólo voto de un ciudadano, decidiera los destinos de; cinco, diez o cien como ocurre en Canarias.


Segunda, porque estoy convencido de que los procedimientos, repito, recalco, los procedimientos de la Derecha son desastrosos; y tercera, porque estoy convencido de que los procedimientos de la Izquierda tampoco son de los más bondadosos que digamos. Insisto que hablo de procedimientos y no de ideas. Para mí todas las ideas son respetables, aunque no esté de acuerdo con ellas.


Lo que piense el partido tal o el partido cual, no impide que todos se pongan de acuerdo por sus intereses comunes, al margen de los ciudadanos, no impiden que se pongan de acuerdo para dilapidar nuestros impuestos. Todos creen que sus maneras de gobernar, sus maneras de pensar, sus maneras de vivir y hasta sus modos de andar son los mejores; y el chaleco tratan de imponérselo a los ciudadanos y si no lo aceptamos dicen, que somos unos tales por cuales y al ratito fingen y andan a la greña.


¿Creen los ciudadanos que eso es serio? ¿Qué está bien?




Tan fácil que sería la existencia si tan sólo respetáramos el modo de vivir de cada quien. “El respeto al derecho ajeno es la paz” con humildad debemos luchar por derribar la barrera que nos separa, la barrera de la incomprensión, la barrera de la mutua desconfianza, la barrera de la envidia, la barrera del odio. El día que lo logremos podemos decir que volamos la barrera. Pero no la barrera de las ideas. El día que pensemos igual y actuemos igual dejaremos de ser hombres para convertirnos en máquinas, en autómatas.


 Este es el grave error de la Derecha y de la Izquierda, el querer imponer por decreto, por la fuerza y por el engaño sus ideas, sus sistemas económicos, sus sistemas culturales, sus sistemas sanitarios, sus sistemas sociales, sus sistemas políticos, hablan de libertades, de derechos, derecho a la huelga, derecho a la cultura universal, derecho al sistema público sanitario y social, derecho a una vivienda digna, derecho a un trabajo remunerado, etc…, pero esas libertades y derechos, que tantos años nos han costado conseguir, son frecuentemente reprimidos por sus sistemas policiales y judiciales. Tienen tanto pánico en que las libertades y derechos conseguidos por el pueblo, traspasen demasiado las fronteras marcadas por la “FAMILIA” hasta tal punto, que no les tiembla la mano para arruinar un país y dejarlo en la más completa miseria.


 No, yo no puedo estar con el modo de actuar de la Izquierda, o mejor dicho con su manera de actuar; respeto su modo de pensar, allá ellos, pero no puedo dar mi voto para que su sistema se implante por decreto o por la fuerza de un gobierno. Tampoco votaré por la Derecha, tanto unos como otros con sus soberbias y arrogancias como si el país fuera de ellos y los demás tenemos una importancia muy relativa, y aunque hablen de democracia y bienestar, pretenden imponernos su voluntad.


 Los ciudadanos sí estamos de acuerdo en que debemos luchar por el bien colectivo, en combatir la miseria y resolver los tremendos problemas de la vivienda, de la sanidad, de la educación, de los servicios sociales, etc…., pero en lo que no estamos de acuerdo con la Derecha ni con la Izquierda es en la forma con que pretenden resolver esos problemas, ustedes, la “FAMILIA” también han sucumbido ente el materialismo, se han olvidado de los más bellos valores pensando sólo en el negocio, poco a poco se han ido convirtiendo en los acreedores de la ciudadanía y por eso la ciudadanía los ve con desconfianza.


Los medios de comunicación como las entidades financieras, con la bendición de todos Ustedes, nos dicen diariamente que el remedio para todos nuestros males está en hipotecarnos, en pagar los abusivos impuestos, en comprar coches, televisores, móviles, tener internet, etc….,  ¿Para qué queremos la mayoría de todas estas cosas si los trabajos están en precario? Debemos de pugnar para que el ciudadano piense en el bienestar de este país, pero no solamente impulsado por su instinto de conservación, sino fundamentalmente por el deber que tiene de superarse y de hacer de este país una morada cada vez más digna de la especie humana y de sus altos destinos.


 Pero esta aspiración no será posible si no hay abundancia para todos, bienestar común, felicidad colectiva y justicia social. Es verdad que está en manos de los ciudadanos  ¡de Derechas o de Izquierdas! La “FAMILIA” tendrá que cambiar el guión, pero no con dádivas ni con préstamos como tampoco hipotecando al país a la cuenta de los ciudadanos, sino haciendo frente a nuestras necesidades que acontecen, “paro, hambre, miseria, etc…” trátennos como a seres humanos no como simples peones de ajedrez en el tablero de la política. Reconozcan lo que somos, no solamente como ciudadanos o ratones de laboratorio a la hora de votar, sino como seres humanos que sentimos, que sufrimos, que padecemos y lloramos.


 Les escribo como un simple ciudadano, como un hombre libre, como un hombre cualquiera pero que, sin embargo, cree interpretar el máximo anhelo de todos los ciudadanos de este país: el anhelo de vivir en paz, el anhelo de ser libre, el anhelo de legar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos un mundo mejor en el que reine la buena voluntad y la concordia. Si no fuéramos tan ciegos, tan obcecados, tan orgullosos. Si tan solo rigiéramos nuestras vidas para conseguir un país mejor para vivir.


 Pero desgraciadamente ustedes, la “FAMILIA” entendieron mal, confundieron los términos, ¿Y qué es lo que han hecho? , ¿Qué es lo que hacen?: “Sembrar mentiras y desconfianzas los unos contra los otros y querer involucrarnos a nosotros”……




Parte de este escrito hoy modificado y adaptado
al siglo XXI, fue pronunciado en una película
hace 40 años por Mario Moreno (Cantinflas).
José Antonio del Rosario