viernes, 10 de agosto de 2012

GOBIERNOS DICTATORIALES Y TEMERARIOS



GOBIERNOS DICTATORIALES Y TEMERARIOS



 Los políticos temerarios que, después de haber desencadenado los vientos que producen las revoluciones sociales, se detienen aterrados y estremecidos ante su propia obra, están ofreciendo en todas partes un espectáculo deplorable para la sociedad, y para ellos vergonzosa, por la hipocresía y la impotencia que revela en sus autores. Estos políticos terrible calamidad de la nación y comunidades que dominan. En este país, donde los gobiernos de fiel expresión de las ideas corruptas y dictatoriales, se revelan a un mismo tiempo estas dos tendencias opuestas que, desarrolladas en las esferas del poder supremo, lo mismo que en , los gobiernos autonómicos, cabildos, diputaciones y ayuntamientos; han producido esa inquietud constante de los espíritus, esa discordia perenne de los ciudadanos entre sí; esa lucha encarnizada de los partidos, y como consecuencia de la acción de tan fatales elementos, esa continua agitación que no permite a la ciudadanía un punto de reposo.



 Comenzaron las políticas dictatoriales en todo el  país su obra de perdición, combatiendo las creencias toda idea sublime y grande de la historia de la Democracia, y para realizar esta empresa abominable y corrupta, han tenido que colocarse en abierta hostilidad contra el pueblo. Los que viven en el error, los que aborrecen la verdad, los que se mofan de la virtud, los que desprecian la autoridad, los que niegan la Democracia, o dudan de su sabia providencia, los que no rinden culto sino a sus pasiones, no tienen otra moral que su interés, ni otra ley que su conveniencia, era lógico, por más que sea horrible, que se pusieran en perpetua lucha contra el ciudadano, que condena todo lo que ellos aman, y bendice y ensalza y glorifica todo lo que ellos desprecian y abominan.



 Empero, las corrupciones, los decretazos y las dictaduras, semejantes a las olas del mar, que se agitan y se agrandan al impulso del viento, inundando á veces las tranquilas playas, y arrojando sobre ellas los despojos inanimados de su furia asoladora, se han extendido mas allá de lo que se proponían sus temerarios autores. La inundación ha crecido de una manera espantosa, y como los mismos qué la han provocado se ven en peligro de perecer entre sus agitadas y turbias ondas, pretenden en su insensatez oponer a las mareas del pueblo el dique da la fuerza y combatirlas. Contener la corrupción, los expolios y la ruina de este país los que la han provocado, es aspirar a un imposible en el orden moral; como lo seria pretender que produjeran luz las sombras, tranquilidad las tormenta salud las epidemias, y virtudes los crímenes y las iniquidades. También es un absurdo monstruoso semejante pretensión en el orden material.



 Contra la fuerza de  los que están arruinando el país, que quieren orden para conservar el poder que, con la mentira electa alcanzaron, esta otra fuerza que pretende llevar a sus últimos límites la empresa de la transformación completa y universal de la sociedad. Esta manera dictatorial de gobernar, que no se detiene, ni se cansa, ni se satisface, y que, como los insaciables, pide mas sangré y mas ruinas cuanto mayor es el número de las víctimas que inmola, y de las instituciones que derrumba, opone una fuerza a otra fuerza, un terror a otro terror, un ejército a otro ejercitó. Solo nos cave esperar, que las bayonetas y los cañones del nuevo “CAUDILLO” y aquellos que por conveniencias le siguen, que en el poder se han hecho juiciosos y prudentes a su manera, conteste a la ciudadanía indignada con el hierro y el fuego: y no hay escudo material que pare los golpes, ni dique que contenga sus invasiones y sus estragos.



Desde el Parlamento ya nos dijeron “que nos jodiéramos” ¿Cuándo empezamos a  joderlos a ellos?





José Antonio del Rosario