CUANDO EL INCIVISMO
PEGA ASÍ DE ESTA MANERA
El
uso desorbitado de equipos musicales, conversaciones a voz en grito, karaokes,
móviles, discotecas en cualquier sitio, y demás modos de comportamientos
incívicos diurnos y nocturnos de cada vez más ciudadanos. Son más frecuentes en
nuestros municipios con total desinterés y desidia de los que pregonan ser
nuestros representantes políticos que dicen estar al servicio de los
ciudadanos, ¿de cuáles? Los
comportamientos incívicos y la falta de respeto hacia los demás en los hogares
y vías públicas están regulados por leyes, leyes que esos, nuestros
representantes, se pasan por el arco del triunfo siempre que no sean ellos los
molestados.
Efectivamente: los aparatos musicales de todo
tipo se han divulgado de tal modo, que es raro que en hogares, coches,
cafeterías, restaurantes, chiringuitos, tabaquerías, librerías y etc, etc, que
es casi imposible no ver a un ciudadano con uno de esos prodigiosos aparatos.
Eso sí, a toda pastilla, aunque lleven auriculares más parecidos a los de los
pilotos de aviación puestos en las orejas. Me pregunto ¿paraqué? Pues es tan
alto el volumen que los que estamos alrededor, lejos y lejísimo nos chirrían en
nuestros oídos.
Jóvenes y no tan jóvenes que más parecen
zombis programados, con el consiguiente peligro de partirse la crisma contra
una farola o caer bajo las ruedas de cualquier vehículo. Parece ser que para
nuestros representantes, estos modos de comportamientos incívicos de “a toda pastilla el volumen” son más
baratos, alegran los hogares y las calles, divierten al visitante, entretienen
al turista (mayormente el turista busca tranquilidad y si algunos buscan música
y espectáculos de alto volumen, existen locales preparados e insonorizados para ello) hogares,
cafeterías, bares, restaurantes, etc, no lo están (hay excepciones). Pero como
a nuestros representantes toda esta bulla no les importan, hacen dejación de
ejecutar las leyes vigentes. Ellos no pagan la factura sanitaria.
Las voces de estos aparatos se oyen en todas
partes, desde los sitios públicos al círculo hogareño………. Mezclando el eco con
el aparato del vecino, que abre libremente la espita de la potencia,
empeñándose en romper el tímpano de todo ser viviente en los alrededores. Y es
que algunos toman el mando en sus manos como el que tiene un juguete nuevo, o
cómo el propietario de un flamante coche, bar restaurante o cafetería que al
hallarse en la vía pública siente la tentación de abrir toda la potencia…… La
imprudencia, el incivismo y el egoísmo personal no moderan su arrebato.
En el caso del poseedor de tal artilugio, como
nada se juega “ni siquiera una multa que
le haga entrar en razón” él conecta el disco de su música preferida…. Y que
mil rayos partan al vecino o viandante, que tendrá que tragarse, quiera o no
quiera, toda la vocinglera algarabía de las letrillas en boga. Como nuestras
autoridades pasan del tema, para qué preocuparse.
¿Remedio para ese mal contaminante? Aplicar la ley, cada municipio consta
de las suyas, como de las comunitarias, nacionales e internacionales. Hace
algún tiempo leía en los medios de comunicación, que era conveniente refrenar
el uso de la potencia de los aparatos en los hogares y lugares públicos, tanto
de día como de noche, por la contaminación acústica que esto conlleva en la
salud de los ciudadanos. Reglamentándose esto para bares, cafeterías,
restaurantes y comercios en general, de implantar por ley la música ambiental
para todos ellos (no hace muchos años de esta modalidad en todos los
comercios). De los innumerables escritos leídos en prensa de defensa ciudadana,
hoy escojo uno sobre el ya tan debatido asunto de los escándalos diurnos y
nocturnos, a los que en nada se ha puesto remedio, pese a las muchas quejas y
denuncias ciudadanas. Dice así:
“Todos los sufridos y pacíficos ciudadanos que
trabajamos de día y descansamos de noche o trabajamos de noche y descansamos de
día(es lo que toca con tanto recorte), no podemos menos que cabrearnos de la
campaña de desidia y la no aplicación de las leyes vigentes en cada uno de los
municipios para esta cuestión, sólo pedimos obtener que se ponga orden en eso
de la tranquilidad diurna y nocturna, alterada constantemente por una serie de
factores que, agrupados, justifican por completo las denuncias y protestas de
los vecinos. Uno de esos males son los artilugios sonoros abiertos a toda
potencia y a los que yo califico como calamidad contaminante en manos de
incívicos individuos.
Porque la mayoría de los poseedores de tan
maravillosos aparatos, en que sus padres y ellos mismos, no emplearon sus
pequeños ahorros en darles una cívica educación basada en el respeto mutuo, o
para alegrar hogares y comercios varios con buena y suave musicalidad
ambiental. Lo emplean para molestar a vecinos y viandantes, porque para ellos
no existe el mando de la discreción y abren el altavoz a todo evento. Y así,
claro, tenemos que aprendernos, queramos o no, esas insulsas y machaconas
canciones que se repiten sin descanso, a los agudos y estridentes berridos del
changa de turno. Y eso un día, y otro y otro, hasta bien entrada la madrugada….
Yo creo, y conmigo, estoy seguro, toda la
población, excepto claro está, esa gran minoría bullanguera, irrespetuosa e
incívica, que es hora de sanciones ejemplares que les obligue a rascarse los
bolsillos, que buena falta hace ya acabar con tantos desmanes. La cordura
humana inventó lugares apartados e insonorizados donde sin molestar a nadie, se
puede gritar y cantar hasta quedarse roncos si les place. Pero en las calles de
las ciudades y hogares no hay más remedio que prime la cordura, el civismo y el
respeto mutuo.
Por el bien de la salud ciudadana, es justo y
necesario acabar con estos desproporcionados comportamientos: gritos y
alborotadores compases musicales, trasnochadores impertinentes, peleas y voces
soeces, gamberros destrozadores de mobiliario urbano y de todo lo que
encuentren a su paso (y no me vengan con la frasecita mágica de que son “casos aislados” ya son “demasiados los casos aislados que
soportamos” saben que es así). Señal evidente de que estos individuos no
madrugan ni nada tienen que hacer, o son los clásicos ciudadanos que si no nos
dan por saco, no pueden dormir a gusto. Los aficionados al canto y al bullicio
desmedido que emplean el día o la noche en ciudades y hogares, como escenario
amplísimo de sus gorgoritos por si un iluminado en youtube, twitter o Facebook
les dé una oportunidad. Y por último, esos perros que ladran a coro en un
concierto inacabable de tonos diversos. El conglomerado no puede resultar más
estridente”.
Parece ser, que los presidentes de las
Comunidades Autonómicas y Alcaldes de municipios, están más preocupados en
gestionar impuestos y recortes, denunciar a automovilistas y a obras en
construcción, pagar favores en contrataciones a dedo, nombrar una comisión para
recibir partidas dinerarias del Gobierno Central o Comunitario, nombrar otra
comisión para distribuirla, más otra comisión para controlarla, más otra para
desviarla, más otra para no se sabe qué, más otra de la otra. Es decir, que si
recibe 1.000 euros, con tanta comisión creada, queda para la reparación de
aquella calle para la se pidió, unos 5 euros del ala y el déficit está
asegurado con cargo a los ciudadanos. Otros como el alcalde de la Capital de
Gran Canaria, le preocupa más en dar y conseguir permisos patrimoniales para
terminar la gran barra de bar en toda la
Capital con sus terrazas incluidas (dicen que para reactivar la economía
¿de la venta indiscriminada de alcohol en las calles?) Por cierto, el municipio
pierde millones de euros anuales porque el Consistorio no cobra impuestos a las
terrazas en suelo Público, cuando
ese suelo esté deteriorado, lo pagaremos todos los ciudadanos que no tenemos
terrazas en la vía pública. También a nuestro Alcalde capitalino le gusta
sentarse y pavonearse en esas terrazas que no pagan suelo público (gracioso
gesto solidario el suyo) y darse a conocer como, un Felipe el Hermoso
cualquiera. Demostrado queda, que para todos ellos, a los ciudadanos los
quieren sólo un ratito, lo que duren las elecciones. Luego, si te vi, no me
acuerdo.
La Policía Nacional y Local, hacen el trabajo
que sus mandos les ordena, tanto los unos como los otros conocen las leyes,
artículos y ordenanzas que regulan y sancionan, comportamientos inadecuados en
la vía pública y normas de convivencia en los hogares. Nuestros “supuestos”
representantes también conocen y tienen los adecuados remedios para estos
males…………. Supongo.
José
Antonio del Rosario
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