lunes, 29 de septiembre de 2014

LA FALACIA COMO SISTEMA DE GOBIERNO


LA FALACIA COMO SISTEMA DE GOBIERNO


 Tal vez, desde el principio de la humanidad mintieron. Pero quizás, la mentira fue más una protección del hombre para con su tribu y su reciente familia camino de un mundo por descubrir. Es posible que la mentira fuera una táctica de superar su miedo y temor por lo desconocido. Probablemente la mentira no era tal mentira, sino un modo de superar el terror por lo que sus ojos contemplaban, un paisaje extraño, una flora bella e inquietante, una fauna monstruosa y hermosa a la vez, imposible de comprender. Nunca lo sabremos.

 Desde Tales de Mileto hasta (por ejemplo) Friedrich Wilhelm Nietzsche, la mayoría de la humanidad nos ha mentido, nos ha vendido, nos ha esclavizado y sometido. Lo que nunca podíamos esperar, es que unos hombres y mujeres emplearan tanto tiempo en redactar un documento, dárnoslo a conocer en mítines y medios de comunicación lleno de promesas y tanto engaño. Quizás la mayoría de estos recalcitrantes embusteros, creen que la humanidad solo lleva 2014 años por estos lares, y son ellos sus dignos representantes. La falacia ya venía impresa en el documento.
 Si alguien esperaba algo bueno de los dos partidos políticos, que desde hace tiempo monopolizan la gobernación del País, y que, corrompiendo el sufragio, escamoteando los votos al pueblo, y poniendo en práctica marrullerías electorales, y que se turnan de un modo cómodo y pacífico en el poder. Los últimos y lamentables modos de proceder son la fábula y la mentira como sistema  de gobierno, creyeron dar con la fórmula de haber secado la esperanza en los corazones de la mayoría de los ciudadanos, que albergaban un imposible.

  En todos los programas electorales, mítines y discursos de investidura pronunciados  al abrirse la veda, han prometido que de esta vez se cumpliría lo que hace cuatro se nos ofreció, pero, a estas alturas del siglo XXI no confiamos mucho, mejor dicho, no confiamos nada en promesas aunque nos perjuren ser reales.

  El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar otras mil más para sostener la certeza de esta primera. 

Alexander Pope

 Después de tantas y tantas denominaciones; agotada casi ya la fuente de los apellidos ampulosos; estamos hastiados y en completo aburrimiento de oírles decir que son demócratas, progresistas, derechistas, izquierdistas, centristas, nacionalistas, etc. A  aquellos que solo por saciar mezquinas venganzas y miserables ambiciones de poder, contribuyeron a la gran obra revolucionaria de “Arruinarnos y mandarnos a tomar por saco”, han escogido otro título ajeno y por lo mismo robado, y se nombran y se denominan Salvadores de patria, Conseguidores de prosperidad; pero dictadores resueltos, decididos y enérgicos.

 Seria ocioso preguntarles qué democratizan, qué tratan de democratizar, de qué son demócratas; porque sabiendo sus historias, conociendo sus procedencias, sus trayectorias políticas y estando al tanto de sus contramarchas y marchas, fácil es averiguar que tratan de conservar sus bolsillos, sus estómagos, sus intereses propios, sin que les importen nada las instituciones vigentes, ni las pasadas, ni las venideras, ni la honra, ni el interés nacional, como verdaderos egoístas y mercaderes políticos que son, traidores a todas las causas. 

 La “Familia política” de este país en el punto que la cogió la Democracia, tenían y tiene su reinado representativo cuasi absoluto, sus leyes tiránicas y las demás especiales, que siendo patrones de ignominia, las creían medios de orden, de tranquilidad y de paz. De aquel y de este reinado, de aquellas y de las actuales leyes y de todo lo entonces y ahora existente son conservadores del nacional socialismo.

 Hubo un tiempo en este País en que en la Constitución se plasmó lo siguiente: derechos y libertades individuales y colectivas, derechos de los que gozan los individuos como particulares y que no pueden ser restringidos por los gobernantes, libertad de expresión, definido como un medio para la libre difusión de las ideas, derecho de reunión, Se considera una libertad y un derecho humano, derecho de manifestación,  Es el reconocimiento del pluralismo político y de la libertad de expresar las propias opiniones. Derechos a la cultura,  La cultura es un servicio del Estado y un derecho esencial. Laicismo, Separación Iglesia-Estado, voto de censura, El gobierno o alguno de sus ministros puede ser destituido por las Cortes. Justicia, se administra en nombre del Estado "no del gobierno de turno” y es ejercida por los jueces que son independientes. Entre otros.

 Llegó el golpe de estado del Innombrable, y mandó parar. Cuarenta años más tarde, nos propusieron y nos vendieron una supuesta democracia, cuasi  real; y en vez de celar y guardar lo que crearon, en vez de defenderlo de los ataques enemigos, en vez de conservarlo y mejorarlo; de un modo súbito. Llega “La Familia política actual” y se aplica el trabajo de barrenar cien mil veces la constitución y de burlarse otras cien mil de las leyes, decretan la suspensión de las garantías y derechos de los ciudadanos, dando la espalda al pueblo para volver al campo de aquellos, cuyas banderas rompieron ellos mismos haciéndolas girones.

 ¿Qué conservan, pues? Nada, y antes bien destruyen lo que debían conservar: dicen adiós a su pueblo y van a otro lado a buscar el poder que no supieron conservar. Pero como el genio y figura jamás se pierde, conservan su apostasía, su intriga, su ambición, su inmoralidad, su exclusivismo, su intransigencia y su hambre famélica de mando. Algo habían de conservar.

 Desde luego que dicen verdad en cuanto dicen; que ellos no podrían subir al poder sin el pueblo, y pensamos como ellos, al menos dicen si no lo creen, que sin ese pueblo sería vano. Pero ellos que son hombres aventureros, a pesar de todas estas dificultades, ¿se negarían siquiera una vez a intentar acallar por la fuerza, la marea humana del descontento? Si ese caso llegara, bien puede asegurarse que no desoirían su llamamiento. Por lo demás, también se hallan apercibidos, a responder a cualquier evento en el opuesto sentido: pero volvemos a repetirles que de un modo u otro, cualquiera que sea el temperamento que adopten, pierden lastimosamente el tiempo y las fuerzas, porque el pueblo está muy avisado, el país está muy decidido a no tolerar ya ningún género de reacción contraria. Los dictadores en este País han bajado para siempre a la tumba.

 En vez de defender la Democracia no se les ocurre otra cosa que minarla en sus más hondos cimientos derogando los principios constitucionales por medio de simples decretos, y en vez de salvar la dignidad política, la han puesto en los bordes del precipicio; y si hoy no se derrumba es porque las soberbias radicales la están sosteniendo. Las iras del pueblo se levantaran por las políticas opresoras, no solo estallaran contra el Gobierno opresor, sino contra la persona inviolable que consentiría la destrucción del edificio constitucional. ¿Pueden prometerse los conservadores de un pasado, su triunfo por medio del pueblo? Nunca han contado con el pueblo, como el verdugo no puede contar con su víctima. Todas sus conspiraciones han tenido en un rancio conservadurismo su base. 

 Si en un país en que la naturaleza pródiga ha depositado, como acontece, gérmenes de producción y de riqueza, y esos principios, lejos de ser explotados en beneficio de la generalidad, ¿deben permanecen ocultos, hay que suponer ignorancia o impotencia de parte de los encargados de su desarrollo?, ¿acaso no es mala fe o error en los principios constitutivos de su régimen?, y si no se tiene energía y tino para resolver la cuestión, es inevitable el llegar al caos o al anonadamiento. Lejos de llenar su objeto, lejos de plantear las reformas que casi unánimemente reclaman los ciudadanos, puedo asegurar que nos hallamos en un estado si no tan degradante, por lo menos tan anormal como el que existía antes de la supuesta democratización del país.

 El más ignorante nota a primera vista el malestar que reina en las altas esferas de la administración, ¿Puede decirse de una nación en que la deuda va aumentando y el crédito en baja, que prospera? La tiranía y la libertad se repelen, del mismo modo que se rechazan la luz y las tinieblas, y de pretender la armonía de principios tan poco acordes no puede menos de resultar el desorden y la confusión. Las injerencias y corruptelas en el gobierno e instituciones que solo pueden sostener la ridícula estupidez o el apego a extrañas formas, entorpece más y más la marcha de nuestra regeneración. Unos gobiernos que no tienen más atributos que el voto y la inviolabilidad de aforamiento, y en cuanto al voto mienten y defraudan a sus simpatizantes con coaliciones de ideologías contrarias y dispares que solo tienen en común, el seguir en el machito. A mi modo de ver nada otra cosa que gastos, es más, gastos inútiles, más aun, gastos perjudiciales.

 Esa ansiada tranquilidad sólo podríamos conseguirla con el desarrollo completo de la Democracia. La “Familia política”  ha probado hasta  la evidencia que no puede resolver ninguna cuestión vital para el país. Ni la cuestión de Hacienda, ni Congreso, ni Senado, ni la cuestión Laica, ni de la Seguridad ciudadana, ni del Ejército, ni la Vivienda, ni el Trabajo, ni la Educación pública, ni tan siquiera la Sanidad pública, como tampoco los Servicios sociales y mucho menos, la recuperación Económica, en las que cifran sus mejores títulos de gloria.

 ¿Para que esa cámara alta que se llama Senado? Si los textos ya han sido aprobados en el Congreso, ¿Para acoger a muchos amiguetes y pagar favores varios a muchos que ya van de retirada?, ¿A caso no supone un gasto inútil para el Estado?, ¿Qué quiere decir esa cámara baja que se llama Congreso de los diputados? ¿Para que las mil aberraciones,  conveniencias e inconveniencias y supuestos de nuestra abigarrada Constitución? Si no se castiga ejemplarmente a todos aquellos elegidos como nuestros representantes (?), que solo se ocupan en beneficiarse ellos mismos. Nunca necesitaron al pueblo, hoy lo llaman, ¿Para hacerlo cómplice de sus ambiciones, de sus inmorales conductas, y de sus intransigencias?

 Toda violación de la verdad no es solamente una especie de suicidio del embustero, sino una puñalada en la salud de la sociedad humana.

Ralph Waldo Emerson

  Hoy proponen un pacto político de regeneración, ¿pero quién lo propone?, ¿quiénes lo apoyan?, ¿acaso quien lo ofrece es un gobierno que se preocupó alguna vez de las desigualdades sociales?, ¿los que lo apoyan pensaron alguna vez en esas desigualdades?, ¿cree Usted que la joven generación política, salida de las mismas escuelas con la misma enseñanza de estos maestros del engaño, nos solucionarían el estado del bienestar, la prosperidad de este país? Como ellos, ya vienen viciados de base.

La pregunta es; ¿El estado actual del País, inseguro, deleznable y pobre, puede ser duradero?


José Antonio del Rosario



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