domingo, 7 de diciembre de 2014

ALGO DE ALGO


ALGO DE ALGO


 En medio de los sucesos naturales de la vida, de manifestaciones diarias que marcan tendencias y el carácter de los pueblos, se desarrollan funestos modismos que se salen del orden regular de los hechos, llaman públicamente la atención y preocupan el ánimo de las personas que siguen atentas la marcha de la sociedad.

 El espíritu investigador e innovador de los siglos tiende a analizarlo todo y a sacar ventajosas deducciones, que sirvieron de enseñanza para los sucesos futuros en la sociedad y en la vida, caminando los tiempos.

 Nuestra sociedad que emprendió una marcha altamente civilizadora, después de larga y porfiada lucha de castas y de escuela, conserva todavía en su seno escorias que no han podido aun fundirse en el horno de la verdad y de la conciencia pública. En el choque continuo de ideas, en el batallar incesante que unifica principios y funde voluntades, las impurezas resaltan y quedan como sobrenadando en medio de la honestidad común que trata de expulsarlas.

 Y por efecto de este choque, la luz que trata de esclarecer la verdad de las sombras pugna por interceptarla. Por desgracia, en este suelo patrio continúa brotando la corrupción que sacude los cimientos de una sociedad, que honestamente quiere avanzar hacia una Democracia sin yugo y en Libertad. La luz logra siempre hacerse paso y penetra las tinieblas, dando de lleno en el rostro de los que sé ocultan en sus misterios.

 En nuestra sociedad existen muchos murciélagos, que el relajamiento y la bajada de guardia a muchos señala, que sus ideales están supeditados al inmundo personalismo, que en el nombre del Estado se explota en provecho individual, son cosas por demás sabidas y saltan a la vista.

 Cuando las instituciones se hallan desmoralizadas, cuando solo se practica la política de la especulación abusiva, cuando sobre toda idea no impera otra que la de dominio, se prescinde por completo del bien público, el tiempo que esto contempla tiene que distinguirse por la corrupción de costumbres y bajeza de sentimientos.

 Ya perdido el norte, que debería presidir las acciones de los individuos y pervertido el sentido moral, no caven más que decepciones en esta obra teatral que subleva toda conciencia honrada, por más que se trabaje por mejorar el destino futuro.

 Hoy, pues, se sigue con creciente avidez en los medios de comunicación la marcha de los sucesos, mientras “La Familia Política” quiere oscurecer en parte las conquistas que la civilización ha arrancado a la ignorancia y al fanatismo. Es tal el personalismo en las decisiones que revisten carácter público, que el ánimo se contrasta al revisar tantas miserias y desigualdades sociales.

 Nunca como ahora es más indispensable la lucha. Es necesario que se depuren los hechos y se penalicen responsabilidades, es necesario quemar las impurezas en el horno de la verdad, es necesario el choque de la honestidad para que resulte una reacción favorable que arrastre como el aire al humo, muy lejos la corrupción y las desigualdades que contaminan la atmósfera social.




José Antonio del Rosario

No hay comentarios: