LA
NECESIDAD DEMOCRATÍCA
El
partido de la rancia derecha-conservadora-caciquil que ostenta
poderes en la Nación, se halla entre dos abismos. Si se sirve de los
socialistas, se enajena, no sólo las simpatías, sino hasta el
respeto de los radicales, que prefieren la dictadura; y si concede
servirse de los republicanos ve irse al campo de la restauración a
los que procedentes de ellos, instaurarán antes una República o
países Federales que este incomprensible conservadurismo-caciquil,
que sólo sirve para destruir todo sentimiento de verdadera
Democracia.
Así
las cosas, dado que el sistema democrático desde su campo y con
energía cada día creciente, combate el frágil trono del
Conservadurismo, ¿es posible seguir esperando que la
derecha-conservadora-caciquil se consolide? ¿no es absurdo creer que
eche raíces en este suelo, enemigo de toda dominación, un partido
que ni aún con el respeto de los que lo crearon cuenta, ni a podido
granjear más servidores y parciales en más de dos años en el
poder, que gozan y aplauden transitoriamente los recortes
presupuestarios y dan vítores a la corrupción?
Pues
si esto está claro y evidente, para todo el que sin pasión ni
interés inmediato observa las evoluciones de los que ostentan el
poder y pulsa la opinión movible del país, ¿no exige el ciudadano
que ame sinceramente la libertad, que sacrificando la vanidad pueril
de sostener un error por ser propio, vaya tomando las disposiciones
precisas para sacar a salvo la Democracia del terrible conflicto en
que ha de verse el día más cercano de lo que muchos se imaginan, en
que viniendo abajo lo que sólo por Decreto y no por el pueblo se
sostiene, sea la que quiera la fuerza que con sólo combatirlo
muestre su flaqueza y determine su aniquilamiento, se halle el
ciudadano sin derechos (aunque la Constitución dice lo contrario) y
haya de disponer de nuevo de sus destinos?
La
marea sube; la tempestad se acerca, el drama entra en el desenlace.
Los conservadores-caciquiles se irán del campo que dejaron
semidesertico; los reaccionarios de todos los matices se entienden y
conciertan. Intentarán destruir la libertad, matar las conquistas
democráticas, volver el país al estado de envilecimiento y
servidumbre en que le han tenido tantos años. Y como la ambición es
impaciente, decretaron mediar en poco tiempo del pensamiento a la
acción.
Ha
llegado, pues, la hora de pensar seriamente de impedir la realización
de los planes de los que se unen en su odio común a la Democracia y
a la Libertad. Sostener el rancio conservadurismo-caciquil es un
peligroso crimen-político para este País, donde la mayoría de sus
ciudadanos luchan y asientan sus bases en políticas democráticas
reales. Imponer el yugo y las flechas seria insensato, pues el
emblema dictador-nacionalista anularía de cuajo la libertad de un
pueblo, que su fuerza toda será necesaria para salvar las
instituciones democráticas.
Mediten
aquellos que un día siempre han dicho que si hubiera que sacrificar
algo, no sacrificarían la Libertad.
José
Antonio del Rosario
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