martes, 25 de octubre de 2016

NO ES DIVINO CASTIGO, ES UNA PLAGA POLÍTICA




NO ES DIVINO CASTIGO, ES UNA PLAGA POLÍTICA

 

      Estos son los principales datos del V Informe "Estado de la pobreza. Seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España 2009-2014", de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES), presentado en rueda de prensa.

13.657.232 personas viven en España en riesgo de pobreza y/o exclusión social (el 29,2 % de la población) y de ellos, 3,2 millones están en situación de pobreza severa y más de un millón se encuentran en la peor situación económica y social posible.

      El informe, elaborado a partir de datos oficiales del INE, pone de relieve que el indicador europeo AROPE llega a un 29,9 de los españoles, lo que sitúa a España en el segundo puesto de la Unión Europea en pobreza infantil y desigualdad. Fuente: Agencia EFE

      España desde tiempos históricos debido a sus políticas de conveniencia, la pobreza es una ley. En el siglo XIX a pesar del espíritu pesimista en que vivía la mayor parte de la población, las desastrosas gestiones de las riquezas expoliadas de las Colonias terminaros en manos del feudalismo, caciquismo y sobretodo en manos de banqueros europeos, sumiéndola en tremendo atraso y pobreza. En este mismo siglo en que la pobreza y las desigualdades sociales hacían estragos en la población, la conciencia intelectual tomó cartas en tan terrible panorama; el País necesitaba una gran regeneración que acabara con la podredumbre política implantada.

      La cultura se erigió en extraordinaria moneda de Plata en los primeros años del siglo xx, donde la monarquía sucumbió al no querer saber nada de democracias, progresismos ni sindicalismos, esto dio pie al despertar de la cultura cómo ha otras fórmulas políticas de desarrollo. Tomando como modelo Europa para acercarnos al bienestar y progreso del País propició la llegada de la II República.

      El golpe de Estado que desembocó en guerra civil, más cuarenta años de dictadura y larga represión cegaron el plan modernizador de la II República. España se hundió en una pobreza y desigualdad dramática, los escasos recursos quedaron en manos del dictador y sus secuaces, dejando un País yermo en donde la mayoría de los ciudadanos regresaron a una terrible escasez y hambruna. Decir que aquellos intelectuales cómo la mayoría de hombres y mujeres progresistas, fueron encarcelados, asesinados, desposeídos de sus bienes o desterrados.

      Entre 1976 y 1981 Adolfo Suarez con tímidos y seguros pasos instauró nuevamente la Democracia en el País. Las dos primeras legislaturas de Felipe González (1982-1990), le dio un nuevo impulso al sistema democrático dentro y fuera del País. En 1988 tuvo su gran huelga general contra una desafortunada reforma en el mercado laboral, abaratando el despido e introduciendo los contratos temporales para los jóvenes trabajadores (Plan de Empleo Juvenil). Con un seguimiento masivo (ocho millones de personas, el 90% de la población activa de entonces, secundaron el paro), el país fue paralizado durante 24 horas, obligando al gobierno a recular y negociar con los sindicatos. Felipe González recibió su primer gran golpe político. La reforma prevista fue retirada y se incrementó el gasto social. En 1992 el año de las grandes celebraciones: los Juegos Olímpicos en Barcelona, la Exposición Universal de Sevilla, el Quinto Centenario del Descubrimiento de América, el AVE y la construcción de autovías. Ambos acontecimientos, que se saldaron con un éxito indiscutible, situaron a España dentro del reducido círculo de naciones con reputación de solidez, modernidad y prosperidad. A partir de aquí, la Democracia empezó a escribirse entre comillas.

      Mariano Rajoy (2012-2016), se gana a pulso el mérito para quedar como el peor presidente de la “Democracia”. No en vano está quedando como el mayor irresponsable y el campeón del descrédito político hasta el extremo de jugarse a una carta el bienestar de 46 millones de españoles. Con políticas de conveniencia devuelve al País al siglo XVII con un amañado proceso paulatino de desgaste, escases y hambruna.

¿Qué le ocurre a la sociedad española? ¿Qué les sucede a los intelectuales? ¿Dónde están esos hombres y mujeres progresistas? Este País no necesita de la pendencia, este País lo que necesita es que diez, quince o veinte millones de españoles salgan a la calle pacíficamente y demostrando gran civismo de una puñetera vez, para denunciar que más de 13 millones de españoles haya desembocado en la situación presente, con graves desigualdades, carencia material, desempleo masivo y pobreza extrema en muchas familias.

 

José Antonio del Rosario

No hay comentarios: