martes, 9 de octubre de 2012

A CANARIAS NI AGUA




A CANARIAS NI AGUA

La ministra Ana Pastor traslada a los españoles “que los canarios son unos privilegiados y que viajan casi gratis” y considero que sea, “por su mala fe”. Se eliminan las ayudas al transporte y las subvenciones a los billetes de avión que perciben los residentes en este archipiélago. No se contemplan en los presupuestos generales del estado para el 2.013.

El recibo del agua en Canarias aumentará hasta un 50% como consecuencia de la desaparición de la subvención a las desaladoras de las Islas. Así lo alertaron ayer el portavoz del Ejecutivo autonómico, Martín Marrero, y el director general de Industria, Juan Antonio León, que instaron al Gobierno central a "corregir sí o sí" la supresión de esta partida en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2013.

El agua, todos dependemos de ella, el campo y los centros urbanos. Representa un bien escaso, como lo es en Canarias y gran parte del Planeta. Sin comprender por qué, en Canarias ha sido fácil presa de la iniciativa privada, caciquil, un negocio, con frecuencia, colmado de chanchullos: mermas en las horas, libros de galerías robados, hojas arrancadas en otros para borrar trampas y desfalcos..., obrados por unos personajes a quienes determinados políticos -que hoy se codean con ellos- llamaron una y otra vez “aguamangantes”. Mucha gente no sabe que en las Islas no hay ríos.

El régimen de propiedad y gestión histórica quizás sea la primera singularidad de la cultura del agua en el archipiélago. Hasta la aprobación, en 1987, de la primera y conflictiva Ley de Aguas de la Comunidad Autónoma de Canarias, la mayor parte de las captaciones de aguas eran “y continúan siendo” de propiedad privada, casi siempre estructurada en heredamientos y comunidades de regantes.

 

Los efectos de su sobreexplotación, entre finales del siglo XIX y mediados del XX, al introducirse los cultivos de exportación (plataneras y tomateros), se recurrió a nuevas obras e ingenios hidráulicos (pozos, galerías, presas, canales…), los que tuvieron un gran desarrollo y agotaron los afloramientos de agua.

 

Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, con la nueva legislación estatal del agua, las antiguas heredades se transformaron en comunidades de regantes. Y se crearon otras nuevas comunidades, pues la demanda de agua para los nuevos cultivos (cañadulce, plátanos y tomates) determinó la búsqueda de nuevos recursos hídricos con capitales privados en la perforación de pozos y galerías o con la construcción de presas.

 

Actualmente se contabilizan un total cercano a los 5.000 en todo el Archipiélago, de los que un 50% se localiza en Gran Canaria (una isla completamente horadada), un 38 % en Fuerteventura, un 7% en Tenerife, un 3% en Lanzarote, un 1,1% en La Palma, un 0,6% en El Hierro y un 0,3% en La Gomera.

 

En Canarias se contabilizan un total aproximado de 1.500 galerías, de las que el 63% están en Tenerife, en las zonas medias (400-500 metros sobre el nivel del mar), y en dirección, por regla general, al acuífero de la gran dorsal y base del Teide. Un 23% están en Gran Canaria; un 11% en La Palma y el 3% restante en las otras islas.

 

Agotados los acuíferos, a finales del siglo XX, se dictan nuevas leyes, el agua pasa a ser bien público y se presentan alternativas nuevas de generación del agua como lo es la desalación. “Los aguatenientes aran una vez más el negocio del siglo”

 

El agua de regadío en Gran Canaria  llega al precio récord de hasta 40 euros la hora, con un caudal de 36 metros cúbicos. Actualmente, el coste de un metro cúbico de agua de abasto en Canarias ronda los 2 euros, (aplíquele Usted el 40%+) mientras en cualquier otra región autónoma “y teniendo ríos” su precio es de alrededor de 1,20 euros. Canarias cuenta con unas 330 desaladoras. En el resto del país  mas de 700.  ¿Suprimirá la “FAMILIA” en el poder la subvención a las desaladoras del resto de España? Lo dudo.

 

Una vez más, el “jefecito” en el poder del gobierno de la Nación, nos manda el recado de seguir “jodiendo” a todos los canarios.   

  

     José Antonio del Rosario