martes, 23 de julio de 2013

EL PROBLEMA POLÍTICO




EL PROBLEMA POLÍTICO
 
 

 
 
 Aunque alegremente “LA FAMILIA del VIERNES” niegue los despropósitos  ministeriales, el problema político existe, está planteado hace tiempo y precisa una solución que ya es urgente. Consecuencia de ese problema político todavía sin solución son esos otros de orden social, sanitario, económico, cultural, laboral, etc., que inquietan a la opinión pública y crean en este País una situación cada día más difícil y nefasta.
 
 En el comienzo de cada semana parlamentaria hay en el País un movimiento de expectación, de vivo interés, de verdadera ansiedad, que se traduce en la esperanza de un posible cambio de política, no en el sentido dictatorial actual, sino con una orientación Democrática que permita la convivencia de las fuerzas sociales más antagónicas y facilite el equilibrio entre los factores indispensables en una auténtica Democracia, y que al margen de ésta hoy se hallan en pugna, destruyendo, en un insensato forcejeo, cuando no en encarnizada batalla, la economía nacional. Transcurrida la semana parlamentaria, con un breve espacio de tiempo consagrado a nimiedades políticas de grupos, vienen las inútiles expansiones verbalistas por esas Comunidades o reinos de Taifa, y con ellas la decepción de la mayoría de los ciudadanos, que ya no quieren palabras, sino hechos, y hechos inmediatos.
 Se ha llegado a extremos de gravedad y peligro que exigen inmediatos remedios, rápidas soluciones, aunque la rapidez que las circunstancias demandan no justifique en ningún caso la ligereza. Porque lo que se precisa son soluciones bien meditadas.
 
 Es llegada la hora del patriotismo, de la exaltación de la “honradez y transparencia” (matrimonio aún no encontrado); La hora de los sacrificios de la “FAMILIA del VIERNES” y de las abnegaciones partidistas. Este País necesita hoy una política que ofrezca garantías a todos los sectores de la ciudadanía, pero no una política de clases ni de partidos, ni de mafias, ni de amiguismos, ni de corrupciones, ni de intereses personales. Un solo color en estos momentos como el actual, nos demuestra sus fatales consecuencias. No importa si rojo o negro, igualmente funestos. Son necesarios los matices para calmar las inquietudes depredadoras de la izquierda, de la derecha, del centro, del norte, del sur y la demás allá.  
 
 
El Poder en manos de una mayoría que práctica formas, modelos y políticas de cortes dictatoriales en el Gobierno de la Nación, es de tan lamentables consecuencias como en las de conservadores y progresistas, socialistas, etc. Con el radicalismo en el Gobierno, el derrumbamiento de la economía nacional no tiene remedio; el mando de las derechas radicales, al servicio de sus socios de viaje, acarreará la Revolución Social. Dicho queda, que este País necesita en esta hora grave y peligrosa, una política Democrática de equilibrio en todos los sectores.
 
 
José Antonio del Rosario 
 
 


 

 
 

 

 

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