EL DEBATE
La mayoría de los ciudadanos no
entiende cómo puede haber gente tan ciega que no vea que el sistema
parlamentario se ha hecho ya imposible entre nosotros. Con gobiernos, con hombres
y mujeres, políticos como los que tenemos, no hay modo humano de que una nación
vaya adelante.
Y no me venga con que todos los
sistemas son buenos o malos, según se los practique, porque el practicarlos
bien o mal depende de los hombres y mujeres que los pongan en escena, y el
sistema parlamentario ya está visto; no da de sí sino lo que vemos; ignorantes y
charlatanes, corruptos y delicuentes incapaces de gobernar ni dirigir, no ya
todo un Pueblo, pero ni siquiera su propia familia.
Ciertamente que los hombres y mujeres hacen los sistemas, pero, a su
vez, los sistemas hacen a los hombres y
mujeres; y el sistema representado tiene la virtud de llevar a la gobernación
del Estado a lo más inepto y corrompido del pueblo. La representación del pueblo
en el sistema parlamentario, ha de ser soberanía propia o parte de soberanía
libremente ejercida.
Pero la incapacidad ingénita de los
gobernantes colectivamente considerados, se convierte en una lucrativa y
provechosa industria, en cuyo repartimiento y explotación pujen, no los hombres
y mujeres incapaces en ejercerla, que esos suelen huir de tales luchas por
propio decoro y por la modestia que por lo común acompaña el verdadero mérito,
sino hábiles y rapaces merodeadores que hacen de la política una profesión; gente
traviesa y maleante, de ancha conciencia y escasos lucros, en quienes
sustituyen a las cualidades propias para el gobierno, ambición desmedida y
descarada osadía, acompañadas muy frecuentemente de gran facilidad de palabra;
que la elocuencia, vestidura de las ideas, sirve también para cubrir y
disfrazar la incapacidad y la ignorancia.
La puesta en escena de la Obra Bufa representada en el debate
sobre el estado de la Nación y nacionalidades (Comunidades), nos cuesta a los
contribuyentes unos cuantos millones de euros. Dieciocho puestas en escena,
treinta y seis representaciones de una Obra
Bufa que nada nos aporta ni nada nuevo nos dice. Obra Bufa en la que el pueblo no está representado por ningún
comediante, estos solo representan a la “Familia Política” ejerciente en el
gobierno de la Nación y gobiernos Comunitarios.
Obra
Bufa en la que el comediante portavoz, se sumerge en un monólogo que da
cuenta y va desgranando logros y promesas de su grupo o coalición en el
gobierno. Una vez terminado el enaltecimiento grandilocuente de las batallas
conseguidas (?), le toca el turno al resto de los comediantes de los diferentes
grupos que intervienen en la obra. Cada actor defiende (como no podría ser de
otra manera) a su grupo, arremetiendo (como no) contra el grupo que gobierna,
lanzándole dardos sin tregua por lo mal que lo hacen, se burlan de sus logros,
de sus promesas, de sus propuestas, de sus disposiciones y dictatoriales modos.
Se levanta el comediante que le toca representar al gobierno y con sutil
vocabulario lo humilla e insulta socarronamente, Usted cuando pudo lo hizo peor,
Usted cuando estaba no hizo nada, Usted cuando quiso no pudo, Su grupo el año
pasado dijo, su grupo hace dos años propuso, el presidente de su grupo prometió
apoyos.
Una vez que los comediantes de turno
sueltan sus bufonadas, le toca el turno al bufón mayor, este se lanza al vacío famélico
y con los ojos fuera del casco (cabreo aparente, dándole más realce a la obra)
defendiendo a capa y espada su programa de gobierno. Desde sus butacas los
compañeros de viaje le piden calma, tienes tiempo, humillales de otra manera,
insultales con otros modos, adulales que tendrás en cuenta sus propuestas,
mofate con tu mejor sonrisa, con desparpajo dile que miente. Los opositores lo contradicen, se
ríen, le hacen guiños, no, no, eso no es cierto. El turno de réplica es más de
lo mismo, la comedia continúa.
Por último, le toca el turno al
comediante portavoz, este con el palabrerío que le caracteriza va suavizando el
acto escénico final; no se ponga Usted así hombre, cualquier día se queda Usted
en el sitio, cuando su señoría Dña. Ana me dedica su sonrisa, no me queda otro
remedio que decirle que sí, que tiene Usted razón, pero podría formularlo de
otra forma, a su señoría Sr. Medina, puede Usted cambiar, cambie hombre. En su
intervención lapidariamente dice con sonrisa incluida, ustedes tienen miedo de
que sigamos gobernando. Oiga, tal como van las cosas, para tenerlo.
Finaliza el acto entre aplausos y
vítores de sus compañeros de gobierno y broncas y silbidos de los opositores.
El comediante portavoz da las gracias a todos los actores, que una vez más han
hecho posible la puesta en escena de esta gran Obra Bufa.
Nos vemos en el bar y nos tomamos
unos gin-tonic para celebrar lo bien que nos salió la comedia este año, mejor
que la del pasado.
Oiga, ¿el comediante que representaba al pueblo que dijo? Nada, se quedó en
cuadro.
José Antonio
del Rosario
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