¿Llegó la Esperanza
deseada?
España, queridos míos, acaba de
realizar gloriosamente una revolución inmaculada que puede si es lógica con su
origen, y si tiene la audacia que en ciertos momentos se llama genio, colocarla
a la cabeza, de las naciones, europeas, realizándose así esperanzas que tantas
veces hemos demandado y por las que tantas veces hemos luchado.
Los españoles pueden y deben dar el bautismo de la realidad a la gran idea
de la época, y conquistar la más gloriosa de las iniciativas, durante una larga
etapa en el camino de la civilización. Si no osa hacer lo que el mundo espera
de ella, se condena a un período de inferioridad, decadencia y anarquía, y a la
necesidad que debe evitarse previsoramente de una segunda revolución.
Llegó “PODEMOS” la juventud
desencantada y asqueada de políticas de conveniencias, irrumpe con fuerza en la
escena esperanzadora de una política por y para el pueblo.
“Se nos podrá acusar de estar defendiendo
al pueblo,
pero no nos podrán acusar de habernos arrodillado ante el Banco
Central Europeo".
"Nuestro objetivo es seguir avanzando
para
tener un Gobierno decente donde ningún poder financiero (político ni
empresarial) esté por encima de los derechos de la gente”. Pablo Iglesias.
Recomiendo a los que abrigan
tendencias dictatoriales tratando de mendigar un nuevo modelo aborrecible a las
naciones extranjeras que quieren imponernos extremismos y nacionalismos
caciquiles.
Después de haber recorrido a grandes
rasgos la reciente historia política de este país, fijándome en las causas que
han torcido el curso de aquella y produciendo nuestra decadencia y postración
en varias épocas, reconozco que todo el poder y toda lo grandeza que alcanzó
España, cayó a los pies
de la política torpe y funesta de la mayoría de formaciones y partidos cuyo
afán primigenio es la corrupción y el enriquecimiento ilícito, a puesto a esta
Nación al borde del abismo. Esa dinastía o casta política, fue y continúa
siendo el verdugo de los males de este País.
La pregunta es; ¿Llegó Esperanza para quedarse?
Quizás.
José Antonio del Rosario
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