jueves, 24 de julio de 2014

¿CALLAN POR FE? Oh porque ya están muertos



¿CALLAN POR FE? Oh porque ya están muertos

 

 La perturbación  que a Gran Canaria ha traído las luchas y ambiciones de los partidos y los egoísmos y sed de riquezas que despierta entre los hombres y mujeres que manejan la política local con viejas venganzas, rancios rencores que aumentan con el desbarajuste que reina en centros oficiales, cuya vida anormal no solo trae perjuicios graves a los intereses de todos, sino también vergüenzas y afrentas para el Gobierno que los consiente y para los hombres y mujeres que los autorizan.

 

 Véase el estado de nuestra Audiencia, de nuestra Sanidad pública, de nuestros centros de Enseñanza pública, de nuestros Servicios Sociales, de nuestros Ayuntamientos y Cabildo, en cuyas manos está la suerte de nuestros bienes y de nuestros derechos y los sagrados intereses de la justicia. Ante ese desastre sin ejemplo, ante esa indiferencia del Gobierno y de nuestros representantes hacia el resto de los ciudadanos, cabe pensar si alguna maldición ha caído sobre esta tierra desventurada.

 

 Desatendidas las conveniencias posibles que sean francas, rectas y el pronto restablecimiento de los servicios ¿Cómo es posible el exacto cumplimiento y aplicación de las leyes prometidas, la severa e imparcial misión del funcionario, la trascendental y serena marcha de la Justicia y el correcto cumplimiento de un Gobierno?

 

 Los gobiernos canarios nos tienen acostumbrados al abandono y al desprecio. Para ellos la tierra Gran Canaria, es tierra que debe explotarse y lugar a donde conviene mandar lo que la dignidad de otros pueblos saben rechazar; pero ¿y nuestros representantes? ¿Es que estamos huérfanos de hombres y mujeres que luchen por nuestros intereses y que amparen nuestras legítimas aspiraciones? ¿Es que el pueblo Grancanario es cosa de poca monta para la coalición que hoy está en el Gobierno de esta tierra Canaria? ¿Es que aquí nadie se mueve sino para las cuestiones personales y enchufes convenidos?

 En los pueblos ricos, prósperos, libres y grandes, donde la Democracia es la fórmula de gobierno, el menor entorpecimiento en un servicio público es asunto suficiente para que sus Diputados y Senadores interpelen al gobierno y hagan ruda y varonil oposición en las Cámaras. No es ese el ejemplo seguido por nuestros representantes que con su silencio, autorizan ese abandono torpe o injusto, en perjuicio de nuestra administración de justicia y de los intereses de todo un pueblo.

 

 Cuando se debaten reformas y propuestas que interesen al Gobierno de turno, los que lo forman las defienden a capa y espada siempre que sean beneficiosas para sus exclusivos intereses, los nuestros callan como muertos. Hoy ante la desorganización y carencias de las Administraciones Públicas, que tan graves perjuicios está ocasionando, como muertos también callan.

 

 La pregunta es; ¿Qué explicación tendrá ese silencio?

 

 

José Antonio del Rosario

 

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