DE REGRESO AL PASADO
La Familia
del Viernes en el Gobierno de la Nación pretende hacernos creer que ha escogido
la senda democrática, cuando esta nunca fue su elección ni nunca la practicó; volvió
de su viaje a un pasado para ella glorioso, para la mayoría de los ciudadanos
terrible, mustio, lleno de desengaños y con la profunda convicción de que
España ni lo desea, ni lo quiere. Los medios de comunicación oficiales y afines,
forjan ovaciones y entusiasmos frenéticos, han querido hacer ver que el Presidente
ha atravesado un camino
lleno de flores; y la prensa imparcial, diciendo la verdad desnuda de toda
prevención y uniendo su voz a la voz popular ha demostrado que “La Familia del
Viernes” ha pisado un camino cubierto por todas partes de espinas. Alejada del
centro bullicioso de la política y de los placeres de las Cortes Generales, ha
podido comprender cuales son las aspiraciones de la voluntad nacional y cuanto
se le ha engañado durante los casi cuatro años de su dominación y poderío
radical.
Por eso hay
quienes aseguran que no esperará a que la revolución ciudadana llame a las
puertas del Congreso y que se presente de frente y a mano armada exigiendo su
renuncia; eso no sucederá, y no por miedo a su ley “mordaza” sino por sentido
común. Le queda muy poco tiempo para despojarle de sus derechos y privilegios
adquiridos, de tanta desigualdad social, y por eso hay quienes sostengan que
bien pronto “La Familia del Viernes” volverá a su pasado glorioso cantando sus
desventuras y desgracias.
Como un
huésped ha visitado las principales capitales; como a un huésped se le ha
recibido y como aun huésped de nefastas consecuencias se le despedirá. Aquellos
demócratas y republicanos, autores de toda perturbación, de todo desorden y de
escándalo, según dice la derecha radical; aquellos demócratas y republicanos
desobedientes, irrespetuosos levantiscos, rebeldes a la autoridad y contrarios a
la Ley al servicio de la “Familia”, han sido los primeros en respetarla, en
prestarle el acatamiento debido, mirando en ella un transeúnte, un caballero
particular que reclama y tiene derecho a un hospedaje. Cuestión de civismo y
cultura, diría yo.
Adiós
Presidente Rajoy, le decimos la mayoría de los ciudadanos; visitó ciudades democráticas y republicanas, y encontró en
ellas hombres y mujeres, amigos del orden, de la tranquilidad y de la paz, y
enemigos de la dictadura, pero enemigos leales y caballeros; adiós Presidente,
exclamamos, continúe su camino que aquí quedan los demócratas y republicanos,
trabajando por su causa noble y por
derrumbar el sillón de poder que ocupa; adiós Sr. Rajoy, le decimos, como Presidente
nos asquea, como ciudadano le deseamos salud. Y mientras esta conducta es observada
por demócratas y republicanos, muchos de aquellos que lo defendieron con calor
y aparentaban ser fuertes sostenedores del sillón que ocupa, le volvían las
espaldas y quizás se ocupan en darle la última estocada a su plan de ataque para escalar
el poder y llenar sus aspiraciones por completo.
En suma, Sr.
Presidente…, ha tenido ocasión de convencerse de su impopularidad y de su
escaso prestigio; de que sus partidarios han disminuido mucho, a causa de sus
veleidades y continuos desaciertos, y de que el altivo pueblo español, no
quiere poderes personales e inamovibles, sino el gobierno del pueblo por el
pueblo representado en una Democracia ordenada y pacífica que es hoy la única
esperanza de este País.
José Antonio del
Rosario
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