ESTE
PUEBLO ES ANSINA
¡Quien nos
lo iba a decir, que nuestros méritos en eso de augurar eran muy superiores a
los de la Curia romana! estampámos nuestras sospechas de que algo tramaban en las
Cortes madrileñas nuestros admirables, gentiles y valerosos políticos
representantes de lo suyo. Menos no podíamos esperar de su reconocido desprendimiento
y patriotismo.
Si no fuera
por estos y sus compadres; que de mil distintas maneras todos ellos el cuál más
disimulado que no se entera de lo que pasa a su alrededor, velan por la
prosperidad del terruño, de estas apartadas piedras canarias por las que se parten
el culo, ¿qué sería de nosotros? Ni las industrias del archipiélago
prosperarían, ni los hombres emprendedores y de iniciativa y genio comercial
como los señores Clavijos, Barraganes, Oramas, Rodriguez, Quevedos, Navarros,
Antonas y otros no menos talentudos, podrían lucir sus habilidades.
Nos vale
que estos respetables patricios sin trampa ni cartón están siempre dispuestos a
sacrificarse, a gastar su dinero, en surcar los mares y a codearse con covachuelistas
en beneficio de su amada Patria Canaria, ¡que si no!
No puede
haber nada más justo, más digno de defensa y protección que los monopolios en
Canarias y el resto del país. ¿Que los
víveres y artículos varios, se podrían pagar un tercio más barato si no
existiera el monopolio? ¿Y qué? ¿Que con ello se perjudica al pueblo? El pueblo
es una cosa que carece de autoridad, anónima, desconocida y deficitaria. ¿Qué
diantres puede importarnos de él? Si lo jeringa que lo jeringuen.
Por el
contrario, ¿qué ganancias no obtendrían de ese monopolio los patriotas que aquí
explotan a la mayoría de la población por la golosa industria? Y,
desengañémonos, esto es lo interesante, lo importante, lo digno de apoyo y
consideración.
Lo
entienden así algunos de los diputados, senadores y fauna política variada que
dignamente muy dignamente representan estas ínsulas Baratarias, para muchos que
en ellas cobran el barato no han titubeado en servir de bastón a monopolistas
al uso, para que estos en honorable fauna depredadora continúen cabalgando cómodamente
a lomos del dulce machito. Y todo en beneficio del país y para mayor gloria del
comercio humano y género material.
No habían
de ser menos esos diputados, senadores y fauna política variada que corrompe el
país. Patriotas abnegados y heroicos, que componen la aplastante y hasta
a veces hilarante mayoría desestabilizadora. Es sabido que siempre han
rivalizado ¡que ricos, caciques y servidores, en patriotismo abnegado y
sacrificios pagados por la patria. "Todo por Canarias y para Canarias",
ha sido el lema de estos caballeros de la Laja Redonda, que viene a ser lo
mismo que por sus talentos, por su honra, profundísima hasta perderse de vista;
que ahonda hasta lo más íntimo u oculto y no se detiene en lo superficial, que
con sabiduría han logrado ocupar los primeros lugares en el foro, en la
política, en la afoto, en toda empresa y lugar por ardua que haya sido la terea.
Eso sí, ¡viva Canarias!, aquí todos son muy listos y el patriotismo los
desbordan, pueden mirar cara a cara al mundo y exclamar: ¡Compromiso y pobreza!
Pero, la
dicha nunca viene completa, y las mejores obras son pagadas con amargas
ingratitudes por esos seres insignificantes que inundan el inframundo, y ya
anda por ahí la plebe de vendedores de lo ajeno diciendo que los representantes
de los monopolistas y demás fauna y flora de la mayoría gobernante, es digna de
que se le cuelgue un cacharro en la levita o de la americana para pedir el
próximo voto; que a los lumbreras que se hallan en la Corte debieran
recibírseles con la Banda de Guayedra, confetis y serpentinas, que los senadores
sus auxiliares debieran enviarles unos abanicos, se suda mucho en el hemiciclo.
Y esto no,
cada cosa en su momento y el patriotismo en tiempo, como las batatas. A cada
cual lo suyo, y al que Dios se la de San Pedro el de Los Bañaderos se la
bendiga.
Pero este
pueblo es ansina ¡Tanto tesón en el trabajo pretende pagarse con los más
amargos jugos de la ingratitud!
No hay
justicia en el mundo. ¡Que desengaño! ¡Ser mediadores o vendedores políticos,
desvelarse por la prosperidad de las industrias del país, obtener un hermoso
monopolio, para esto!
Es para ir a mear y no echar ni gota.
José Antonio del Rosario
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