DEMAGOGIA
La
demagogia en España es incansable e insaciable. A todo apelan, de todo se valen
para hacer posible un triunfo por el que hace tanto tiempo vienen trabajando. Acude
a las predicaciones en la prensa, a las promesas con las clases trabajadoras, a
las agitaciones y desórdenes públicos con el mas leve pretexto, y cuando esto
no basta, llama en su auxilio a los “Recortes” que ellos llaman “Ajustes”, que
han de servirle para hacer astillas las ilusiones de un pueblo y con ellos
todos los elementos de orden y todas las garantías del que roba, especula,
extorsiona y mata, contra los que esperan su bienestar y su riqueza
apoderándose a viva fuerza de lo que han ganado con el sudor de su frente.
La
demagogia es la misma en todas partes aunque se presente con distintas formas.
La “FAMILIA” construye su bello ideal, pero en esta palabra van ocultas muy
diversas aspiraciones. Detrás de la Derecha, los Conservadores, detrás de los
Conservadores, los Socialistas, detrás de los Socialistas, los Comunistas,
detrás de los Comunistas, los Nacionalistas. La demagogia enseña las garras, ya
no se contenta con un reparto equitativo, sino que aspira a levantarse contra
todo un pueblo que eligió la Democracia. Y es simplemente una ilusión la que
algunos cándidos abrigan de poder contener. La demagogia, el día en que
desgraciadamente triunfe en Europa, porque ellos mismos habían de ser las
primeras victimas de sus furores. Las promesas irrealizables; que los
agitadores han hecho a las masas con el fin de unirlas a su propaganda y
utilizarlas para la destrucción de todo lo existente, habrían de dar sus
lógicos y naturales resultados. El vértigo que produce la esperanza de ser
propietario sin poder vender, ser trabajador sin tener empleo, ser enfermo sin
poder ser atendido, ser pobre sin tener ayuda social y la “FAMILIA” llega a los
puestos del estado sin necesidad de aprender antes y cultivar la ciencia del
gobierno, se convertiría en impetuoso torrente que habría de arrollar y
destruir a los que intentaran oponerse a la dominación exclusiva y tiránica de
la demagogia desenfrenada. Y que se
aspira, no al establecimiento de la más amplia libertad política, sino a la
subversión completa de los principios fundamentales de la sociedad, lo están
diciendo elocuentemente hechos recientísimos que encierran una provechosa
enseñanza.
Cuando
estos resultados se han conseguido, el jefe del estado se viste voluntariamente
de sus poderes dictatoriales, y un senado devuelve la política y la llama a
gobernarse por si misma, por medio de sus representantes. Esto contraría los planes
de la Democracia, que no es libertad lo que quieren, sino dominación absoluta de
los que poco o nada tienen, y levantan barreras y promueven desórdenes, y se declara
irreconciliable con el pueblo. En España
se la ve obrar de la misma manera. Se manifiesta al calor de una revolución
insensata que le concede unos derechos llamados, absolutos e ilegislables y
transige con sus desvaríos y deja impunes sus atentados. No le basta esto. Necesitan del poder para tiranizar a las
clases más pobres y trabajadoras; y contra la opinión de unos cuantos, muy
pocos, partidos de ideologías diferentes, se subleva y roba, incendia, saquea y
deja cadáveres por el camino por falta de asistencia, a pesar de los esfuerzos
los caudillos la llevan a la insurrección y que quizás, milagrosamente escapan
al furor de las masas desenfrenadas. No le bastan las libertades y derechos que
a toneladas les regaló la Democracia elegida por el pueblo; estos y aquellos
podrán ser, cuando más, un medio de llegar al ideal de sus aspiraciones, a la
posesión del poder para trastornar las bases fundamentales de la sociedad.
Afortunadamente
los pueblos conocen a donde quiere
llevarlos la demagogia y se preparan, independientemente da la acción de los
gobiernos, a rechazarla donde quiera que se presente. El pueblo español tiene
que formar la liga del orden, compuesta
de Industriales, comerciantes, autónomos, trabajadores y funcionarios. Que se arman
de la Ley para tener a raya a los secuaces de la “FAMILIA, BANQUEROS,
ESPECULADORES, EMPRESARIOS Y SINDICATOS QUE NOS HAN VENDIDO Y ENGAÑADO”, y no
tardará este ejemplo en ser imitado por todos los pueblos que fían su porvenir al
trabajo, y el éxito del trabajo, al orden, a la educación, a la sanidad, a la
investigación, a la enseñanza, a la solidaridad, y a la tranquilidad. Pero
estos laudables esfuerzos de las clases trabajadoras y los más desprotegidos de
nuestra sociedad, serán inútiles, si un gobierno no garantice una Democracia
real y vienen en nuestra ayuda por medio de una política que, al mismo tiempo
que afianza las conquistas de un pueblo, dé sólidas garantías de orden y
libertad a la sociedad, y leyes sabias que frenen todas las malas pasiones y
reduzca a la impotencia a los revoltosos
y perturbadores demagogos.
Los
acontecimientos van abriendo los ojos a todos los pueblos y enseñándoles el
camino para combatir a la corrupción y especulación. Si luchamos con ánimo
decidido, es muy triste el porvenir que aguarda a la demagogia, sea cualquiera el
ropaje con que se vista y la forma con que se presente. La política
eminentemente democrática ha de ser en breve tiempo la salvación de Europa.
José
Antonio del Rosario