ABALORIOS
DE IMITACIÓN
Con
elementos de vida propia, con recursos para marchar con paso
acelerado por el camino del progreso, por la senda de la Libertad y
la Democracia, el Archipiélago Canario arrastra sin embargo una
existencia de precariedad inaudita, una vida anémica que arranca
lágrimas de pena y frustración en los hijos de este pedazo de
tierra.
La
causa trastornadora, la fuerza que retrasa y que impide el
desarrollo de los intereses morales y materiales de Canarias, no es
otra que el espíritu que desde largos años viene conformando la
elección de los partidos para sus Gobiernos; espíritu que solo
descubre egoísmos de partidos, ignorancia de cultura, empirismo no
racionalismo, y nunca propósitos elevados; en aspiración de
justicia, miras de perfeccionamiento y de progreso.
No
hago un cargo a los partidos tantas veces dominante, en el manejo de
la cosa publica. Lo hago a la masa electoral que con estoica
indiferencia presencia las elecciones y ve salir de las urnas, por
una o dos docenas de votos, los nombres de las personas que han de
administrar nuestros intereses, que han de marcar el derrotero de los
negocios públicos, importándole poco que tal derrotero nos lleve a
los adelantos o nos lleve al retroceso, al descalabro o mísera
existencia.
Por
semejantes caminos, nos conducen a los males que nos aquejan, la
inacción que nos consume, la anemia que enerva nuestras fuerzas, el
desaliento que enfría nuestro vigor, irán en escala ascendente
hasta colocarnos en las puertas de la miseria. Lo repito: tenemos
recursos con que acudir a la administración de nuestros intereses
sólo nos falta inspiración, imparcialidad en la dirección de los
asuntos que conciernen a la administración pública.
Demos
un momento de tregua a las luchas políticas y concurramos todos a
lograr el bien general de que al frente de un Gobierno en cuyas manos
está nuestro porvenir, la enseñanza y la sanidad pública, la
seguridad y las cuestiones relacionadas con las subsistencias, el
bienestar y la educación, el civismo y el respeto, etc, y todo ese
cúmulo de atenciones que llevan en sí los gérmenes de nuestra
grandeza, o el virus que ha de traernos la postración, el atraso y
la desgracia; de que al frente, repito, que en los tantos Gobiernos
existentes en Canarias que nos están llevando a la ruina, se
coloquen a personas que puedan llevar su delicada misión,
sustrayéndose a los reclamos de las facciones políticas,
empresariales, caciquiles y demás modos desestabilizadores,
consagrándose con fe, con entusiasmo, con imparcialidad y con
inspiración.
Esto
es lo acertado. Lo demás es dejarnos arrastrar ciegos por el
espíritu del suicidio.
Con
abalorios en el chaleco se chulea, no es síntoma de progreso.
José
Antonio del Rosario
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