LA ETERNA AMARGURA ALDEANA
La eterna amargura de la Aldea de San
Nicolás. Casi cuatro siglos pasando almas, penurias, desigualdades sociales,
hambre y olvidos intencionados de gobiernos
y administraciones públicas, saliendo de unas malas para entrar en otras
peores, arrastrando una ahogadora cadena de vejaciones políticas.
Feudo primero de ricos comerciantes
entroncados con la familia de la vieja aristocracia isleña, feudo hoy de
gobiernos orgullosos que contempla atentos, solo a sus políticas de
indeferentismo. La Aldea alza su voz para que sea oída y romper el denso
aislamiento en que la rancia e interesada política la envuelve tenazmente.
La virulencia social del Pleito de La Aldea y
las gestiones de los dirigentes aldeanos lograron que, el 14 de febrero de
1927, el ministro de Gracia y Justicia del gobierno de Primo de Rivera, Galo
Ponte, visitara La Aldea. Se formuló el histórico
Decreto-Ley de 15 de marzo de 1927, que daba fin al tres veces centenario Pleito de La Aldea.
En este Decreto regía el derecho de estas
tierras sobre las aguas de la cuenca de Tejeda-La Aldea, base fundamental de que éstas quedarían vinculadas
a la tierra con los mecanismos que hoy determinan el régimen de uso y propiedad
de las aguas pluviales de esta cuenca, únicos en Canarias. La tierra
para quien la trabaja.
La apertura de la carretera general Agaete-La
Aldea en 1939, demuestra una vez más la inagotable lucha de los aldeanos por
salir del aislamiento en que intereses comerciales y políticos, tenían sometido
a todo un pueblo en el más absoluto olvido y oscurantismo dentro de su propia
isla. Por fin los ciudadanos de esta aislada Aldea por siglos sometida,
tuvieron la oportunidad de conocer el resto de la isla y alcanzar nuevas
oportunidades tantas veces anheladas.
Tiene La Aldea sobre sí, la maldición de un
eterno desasosiego, de eterna amargura. La lucha por una nueva carretera que
ponga fin de una vez la peligrosidad de la actual, han puesto sobre la mesa las
viejas practicas. Desaprensivos comerciantes, oportunistas y políticos creen
tener el poder de volver a avasallar, una vez más, al pueblo aldeano
mintiéndoles descaradamente e incluyendo la amenaza. Hoy tal cosa no prospera,
ha sabido por su propio esfuerzo, colocarse a un nivel cultural muy superior al
de muchas poblaciones importantes de Canarias.
Ellos, los aldeanos saben defender sus
derechos ante una nueva tentativa de atropello. Esta cuestión se deriva,
lógicamente, de otra mayor. El abandono oficial. Ni nueva carretera (esta tenia
que haber concluido en 2012), con una prestación sanitaria y social deficiente,
con una gran precariedad laboral y con los bolsillo vacíos. Un pueblo que
aguantó siglos de censura y olvido, no tenían derecho a la Libertad, ni
siquiera a las prestaciones más básicas. Diré que quien soporte con la risa en
los labios, las vejaciones, los atropellos, las desigualdades sociales, las
corruptelas políticas y el asalto al bolsillo del aldeano, bien merece el
gobierno actual en la Casa Consistorial aldeana, como también, el Autonómico y
el gobierno de España.
Continuaremos luchando y protestando por ese
olvido desdeñoso respecto a La Aldea y al resto de Canarias. Y nuestra lucha y
protestas adquieren ya tonos agresivos en cuanto a la actuación de
incompetentes gobiernos actuales. Estos no hacen nada por la tan anhelada
carretera, ni intentan tan siquiera hacer cumplir ese ilusorio plan de reformas
con que engañan nuestra ingenua buena fé.
Pero más pronto que tarde, sonará la hora de
las reivindicaciones y entonces podrá Canarias sentirse libre ¡por fin! del
eterno agobio de esa “eterna cuestión” que la oprime.
José Antonio del Rosario
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