jueves, 14 de mayo de 2015

PROMESAS DEL PENITENTE



PROMESAS DEL PENITENTE

        El terrible golpe que la descarada conducta de “La Familia Política” ha dado a la Democracia en este País, ha sido la más enorme decepción que ha podido llevarse los ciudadanos, con ser tantas y tan catastróficas las que ha sufrido a lo largo de la  historia.

        Las promesas de que caerían del lado de las libertades una Democracia real, y la oportunidad del comienzo necesario de una nueva era de oportunidades e igualdades democráticas, hicieron concebir la esperanza de que, siquiera por una vez y en atención a los difíciles momentos que atraviesa el País, serian consecuentes con sus promesas.

       Para mantener a la opinión pública en esta creencia, se jactan en criticar y desprestigiar a aquellos que iban y siguen queriendo ir, por el buen camino. Hicieron y acuñaron como suyo, un solemne programa futurista con el sólo propósito de sentar las posaderas en el sillón de mando.

        Una vez sentados en tan mullido sillón y servirse del pueblo, a este lo arroja como impertinente, porque a cada momento les recuerda sus compromisos y promesas de sus programas incumplidos, con lo cual desaparece la tan cacareada representación de la Democracia liándose la manta a la cabeza y se tiran de cuerpo entero al enriquecimiento ilícito.

       No han sorprendido al pueblo sus conductas caciquiles; antes al contrario, las juzgamos como el digno remate de una vida llena de infidelidades a las doctrinas que siempre predicaron y que jamás practicaron. Ellos rechazan nuestro derecho individual, ellos deshonran el sufragio electoral, ellos se carcajean del enjuiciamiento de la ley y las conquistas democráticas del pueblo. Ellos abren la puerta al odio y a la desconfianza, ellos venden al pueblo entregándolo de un modo infame en brazos de la depravación política, la miseria y las desigualdades.

      Ellos cierran su vergonzosa historia de mandato, no sin antes blindar sus pactos que amarra al pueblo al carro triunfante del más retrógrado y despótico de los poderes.

       No podía esperarse otra cosa de los que pasaron los últimos veinticinco años de su existencia trabajando artera y traidoramente por restarle fuerzas a la Democracia; delos que nunca sintieron las ideas soberanas que predicaban. La continuación de este abominable poder, da una idea de lo que el pueblo puede esperar en la etapa que empieza a vivir.

     Todavía somos muchos los demócratas que esperaban que al reiniciarse el sistema democrático, este se encauzara por distintos derroteros a los que se han venido siguiendo desde la dictadura del “Innombrable”. La decepción ha sido tan grande como general, al ver que se ensalza de nuevo esta antigua y asquerosa política, encarnación de lodos los vicios é inmoralidades y causa y origen de todos los desastres y vergüenzas.

        Para sacudir tan abominable yugo no nos queda a los amantes de la libertad y de las conquistas democráticas otra esperanza que la revolución política y esta ha de predicarse todos los días y a todas horas en la calle, en los hogares y en los medios de comunicación.

      Hemos padecido y continuamos sufriendo en nuestra existencia, lo que pregonaron como una nueva era de paz y el comienzo de la regeneración democrática, y nos impusieron unos gobiernos con doctrinas dictadoras.

      Llegó la hora de reflexionar y ser consecuentes, llegó el momento de preguntarnos qué queremos hacer de este País, ¿Continuar con la rancia política? Esta nos ha puesto a los pies de los caballos por muchas legislaturas. Debemos seguir aplicando el refranero de ¿más vale conocido que por conocer? Estos “conocidos” se acuerdan que existimos cada cuatro años, para seguidamente mandarnos hacer puñetas.

          Somos atrevidos para comprar el último modelo en tecnología, cueste lo que cueste, hasta pedimos un préstamo para ello y nos entrampamos hasta los ojos. Pero somos incapaces de solicitarlo para lo más importante y necesario. Es el momento de arriesgarnos y apostar por un nuevo modelo de futuro, es la ocasión de dar carpetazo a los programas grandilocuentes (sublimes y elevados), que iban hacer la leche. Las promesas de iluminados caducos quedaron en banas arengas y en garabatos en la escritura, artistas del chantaje que solo nos repartieron su mala leche.

¡DESPERTEMOS DE UNA PUÑETERA VEZ!




José Antonio del Rosario

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