DE REBAJAS, CONCESIONES E INAUGURACIONES
Desde
las empresas de los gobiernos de España
y Comunidades Autónomas, nos anuncian las rebajas, concesiones e
inauguraciones, que ponen en marcha cada tres años y medio de legislaturas. Aquí
la política sigue siendo vieja y rutinaria. Los gobiernos convocan
parlamentos nada más que para legalizar
sus desatinos, los partidos que no ocupan el poder opositan nada más
que para patalear, sin otra finalidad que alcanzar el poder de gobernar, y gobernar
quiere decir dar de comer a los amigos y procurar que los amigos hambrientos no
perturben con protestas multitudinarias la digestión de los satisfechos. Todos
comen y se calzan en la despensa del pueblo.
Toca
abetunar ciertas calles y reparar algunas aceras, que desde hace más de tres
años que estas no olían ni a remiendos. Toca acondicionar y replantar jardines
y parterres, que más de tres años gritaban pidiendo unas gotas de agua. Toca
inaugurar y entregar casas sociales, finalizadas hace 5, 4 y 3 años atrás, que
no entregaron a sus adjudicatarios porque la cosa les iba bien. Toca
acondicionar y vestir cedes, despachos y oficinas para darle un mejor servicio
a los ciudadanos en las administraciones públicas. En fin, toca gastarse
nuevamente un dineral en todo aquello que convenientemente olvidaron y dejaron
deteriorar.
Ahora
mismito acaban de aprobar en los parlamentos baterías de medidas para contentar
a los descontentos (que somos mayoría), con la “sana” intención de atraer votos
para sus causas. ¿Qué cosa son las baterías de medidas? Figúrense las cuentas de un hacendado derrochador:
necesitamos tanto para sostener nuestras casas (sueldos, dietas, gastos de
representación, viajes, etc); tanto para saraos, diversiones, queridas, copas
(convenciones, inauguraciones, recepciones, iglesia, monarquía, etc); tanto
para dependientes (tribunales, embajadas, ejercito, defensores del pueblo, etc);
tanto para limosnas (educación, sanidad, servicios sociales, bellas artes, ayudas
familiares, subida de 3 euros los sueldos,
etc); tanto para amortizar trampas (bancos, proveedores, deuda pública,
denuncias, etc). Presupuestos de gastos resuelto. Ahora atacamos el de
ingresos: tanto de mis ciudadanos (a quienes les subo los impuestos); tanto que
descuento a mis dependientes (funcionarios, profesionales sanitarios, gastos
medicinales, recortes dinerarios de todo tipo, denuncias administrativas a
tutiplén, no reponemos las bajas de maestros, de médicos, enfermeros y auxiliares,
disminuimos la comida de hospitales y comedores, retenemos nuevamente el IRPF
de los jubilados, desistimos de dar prestación de ayudas, etc). Listo, ya está:
total de ingresos – total de gastos, total igual. Aleluya, no hay déficit. Los
anteriores gobiernos siempre dejaron perdidas.
Cada tres
años y medio, de un plumazo pasamos de ser esclavos a ser personas. De un solo
trazo nos reconvierten en ciudadanos responsables y hasta inteligentes,
solidarios, consecuentes, humanitarios, etc. Una vez jurados sus cargos en la
próxima legislatura, nos colocarán nuevamente en la escala más baja de su
modelo social. Rompen los papeles que con tanta algarabía y pomposidad,
firmaron públicamente con pluma dorada un engañoso documento válido por seis
meses, en que cada tres años y medio en uno de sus renglones, nos devuelven el derecho
de ser persona. Una vez pasada la fiebre electoral, volverán a catalogarnos
como “cosa”, esclavos sin derechos con futuro incierto.
Y es qué,
queridos conciudadanos; la maldición de políticas devastadoras y de
conveniencias, aún perviven en este País. Políticos que pactan políticas que no
se comuniquen con las desigualdades sociales, con los problemas laborales, con
la desnutrición y carencia de recursos en la mayoría de la población, etc. Políticos
que no se conectan a la máquina engrasada de próspero futuro. Estos, prefieren
no comprar la grasa, por si el tinglado se les viene abajo.
José Antonio del Rosario
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